Bienvenidos a una vida sin originalidad verbal: durante todo lo que va de año (y son unas cuantas horas de charla) casi sólo he hablado de la nueva normativa sobre espacios vetados al tabaco y sobre la antigua ley que iba entorpecer (con suerte) las descargas de contenidos con copyright en Internet.
La cosa queda así: yo puedo ir al Pepe Botella (wifi available) y sentarme a una mesa y pedir un café y abrir mi portátil y bajarme ilegalmente doce discos y cuatrocientas películas; pero no puedo ir al Pepe Botella y fumarme un cigarrillo.
(Todos andamos estos días preguntándonos dónde han ido a parar tantos ceniceros. Juan José Millás prepara una columna fundalmental: no se preocupen.)
Agobiado por el hecho de ser (junto a muchos otros) el delincuente dilecto de Leire Pajín, ministra de lo de prohibir, decidí irme a Logroño, como forma de exilio voluntario. En realidad tocaba Tricky.
Nunca lo había visto en directo, y tampoco tenía nada mejor que hacer con las sobras de la festividad navideña. Pero, a pesar de que creía que dejaba atrás los dos Grandes Debates de nuestro tiempo, resultó que los debates continuaban en Logroño. Mirad.
El concierto de Tricky se desarrollaba en el Palacio de los deportes de la capital riojana. Una asociación mental me vino enseguida a la cabeza cuando leí ese contradictorio nombre (¿palacio de deporte?) en lo alto de las paredes. Me acordé del Palacio de los deportes de Madrid, y de algunos conciertos a los que he ido y en los que 15.000 personas se apiñaban entre las gradas y el foso bajo enormes cartelones de NO FUMAR (colgados del vigamen del techo). Por supuesto, fumábamos en esos conciertos. A lo mejor fumábamos 3.000 personas. Me pregunté a mí mismo: ¿crees que en el Palacio de los deportes de Madrid 3.000 personas "animadillas" van a dejar de fumar durante un concierto de Prodigy? ¿Crees que la policía va a detener a 3.000 personas, que las van a expulsar del recinto? Y más: ¿crees que van a expulsar del recinto de un concierto al cantante si se pone a fumar, como es habitual en estos shows?
La respuesta, o la prueba, vino con Tricky. Salió al escenario y, tras quitarse la cazadora de cuero y la camiseta, se encendió un cigarrillo. En la hora y media que duró su actuación, fumó más o menos 15 cigarrillos. Por supuesto nadie salió a escena con un extintor o acudió a la policía (de momento).
Buscando información sobre el concierto, y sobre todo el nombre (Franky Riley: supersexy) de la maravillosa cantante que acompañaba al artista de Bristol, me he encontrado con una reseña-pataleta en El País que me ha dejado muy confundido.
Dice Andrés (García de la Riva) que Tricky es un "niñato", y que su concierto fue una mierda. Personalmente no recuerdo un concierto más emocionante y dramático en los últimos años de mi vida de espectador musical, pero eso es otro tema (otro track). El periodista, en definitiva, afea el comportamiento de Tricky por dos cosas: que fumó en el concierto ("desafió la ley Antitabaco fumando en repetidas ocasiones": ¡qué malote!) y que no permitió que el concierto fuera grabado por RNE (¡cultura libre!).
Que Tricky fume en sus conciertos, o que fume The Edge, o que fume Adam Green, va a ser un problemita: cualquier creador (con perdón de la inclusión subliminal) que además sea fumador necesita el tabaco para desarrollar su pomposa actividad. Yo no puedo escribir si no fumo: pero escribo en mi casa, así que no hay que alarmarse por el futuro de la literatura de mi barrio. Pero los músicos fuman mientras tocan, mientras cantan, y si no pueden hacerlo, estoy seguro de que muchos van a ser bastante peores intérpretes de lo que en la actualidad son.
Esto nos lleva a otro dilema juguetón: ¿qué prefieres, denunciar a tu artista favorito o que te dé aquello por lo que has pagado? O fumas o cantas, Tricky.
Los tenemos cogidos por los huevos, sin duda. Tú vas a ver a Jay Jay Johanson, que es tu ídolo, y sucede una de estas dos cosas (suponiendo que Jay Jay sea adicto a la nicotina): que si fuma lo denuncias, pero si canta mal (por no fumar) también lo denuncias.
¡Toma!
Aparte de que si no deja que RNE grabe su concierto (¿quién se supone que es RNE para ir grabando conciertos?, ¿es un derecho inalienable de una Radio grabar las cosas?), también lo denunciamos.
Hay que apuntar, además, que en el concierto fumeta de Tricky en Logroño yo también fumé; y mi acompañante; y un montón de gente. Nos animamos a delinquir, qué quieres. ¡Vivimos en el filo, tío!
Pensemos en las drogas. Porque me pregunto si podré acusar formalmente a Leire Pajín de inducirme al consumo de cocaína: va en serio.
En el propio El País, en sus crónicas de Benicasims y Primaveras Sounds y demás, nunca hablan de algo que, en un festival de música, es casi más importante que la música; o sea: las drogas. Las drogas están prohibididas (pero prohibidas del todo) y, sin embargo, no sólo no se requisa la tonelada y media de cocaína que normalmente meten (mis amigos) en un festival, sino que dentro del mismo hay un Energy Control que te informa de si la coca ilegal que has metido ilegalmente para consumirla de manera ilegal en un concierto donde si el cantante fuma un cigarrillo lo denuncian es o no de buena calidad.
¿Cómo que Drogas No? ¡Drogas Sí! Hasta hartarte.
Y esos son los Grandes Debates de nuestro tiempo, amigos. Fumar y verse unas pelis.
Por cierto, subió la luz. Apago esto.
Simple agenda-setting estratégica. Difundamos la idea de que somos más modernos y progres que, digamos, Suecia porque tenemos una legislación sobre el tabaco muy restrictiva, legislación que era ya bastante dura y cuya reforma, que se sepa, nadie ha demandado. Fabriquemos debates artificiales para que no se vea la desoladora realidad (tan puta ella, la realidad). Cuando termine la historia del tabaco y nos acostumbremos a fumar como yonkis en las puertas de los garajes empezará el debate (también fabricado ad hoc) sobre el proyecto de la nueva ley anti-discriminación, que prevé la extensión de la inversión de la carga de la prueba a la práctica totalidad de los supuestos de discriminación. De hecho, ya ha empezado (hoy, en El Pais, foto de Pajín incluida). Función simbólica del derecho. Se llama así. Como el personal no tiene la costumbre de consultar las estadísticas del INE y como no es titular machacón del telediario todos-los-días, mucha gente no sabe que en este país tan moderno el año pasado se incrementó un punto porcentual la tasa de pobreza, que... bueno, casi mejor no sigo, que igual me confunden con un tertuliano de intereconomía y no es plan, no es plan.
ResponderEliminarPillé Trenes hacia Tokio, de bolsillo, al fin.
ha-ha-ha. yo vi a tricky hace año y medio en lyon y me pareció un massive attack en malo, nunca escuché a massive attack realmente pero me encantó compararlo con él (o ellos o ella, yo qué sé) para sentirme lista.
ResponderEliminarpor otra parte, estoy a favor de la ley antitabaco. lo único que me preocupa ahora es cómo justificarán los post-adolescentes que están empezando a fumar el olor a tabaco con el que llegan a casa.
Bueno, creo que es fácilmente comprobable que Tricky ha evolucionado infinitamente mejor que Massive Attack, cuyos últimos (y pocos) discos son bastante flojitos.
ResponderEliminarAh, Clement, gracias por comprar un libro mío, o creer al menos que lo has comprado, pues no existe edición de bolsillo de Trenes.
ResponderEliminarQuise decir de mi bolsillo (pagado en cash, no robado). De nada, gracias a ti por escribir Trenes hacia Tokio. Pocos días después robé El estatus (lo siento). "El castigo es la espera": al margen de mi falta de liquidez, yo no podía ni quería esperar.
ResponderEliminarTambién puedes descargarte música mientras conduces a 200 km/h, si matas a alguien en plan farruquito o no es otro cantar, creo que son cosas distintas y no se pueden comparar, y hacerlo me parece un tanto demagogo, pero si la finalidad del debate es crear una cortina de humo al menos habrá humo en algún lado. Que la ley es ridícula está claro, que me gusta desayunar en mi bar favorito antes de entrar a trabajar sin que me atufen y apesten, también; que me han quemado con muchas chustas en conciertos y que ahora con que fumen los del grupo me vale y no me escandalizo, no diré que no.
ResponderEliminarTricky nunca me gustó demasiado, aunque tuve una novia que follaba como las diosas mientras escuchaba, creo, el primer disco de él; ni siquiera sabía que seguía girando.
Por cierto, "El estatus" me está gustando mucho.
Pero ahora tenemos el "smirting",
ResponderEliminar" smoking plus flirting" o el "fuli" fumar y ligar!
Lo he leido en el puto Pais.
Gracias, Clément, por comprarme y robarme: no sé qué cosa me pone más.
ResponderEliminarÍdem para el anónimo: por leerme.
Emma, ¡no pronuncies tacos en mi blog! Lo digo por "smirting", no por El País.
Es de suponer que antes o después (quiero pensar que antes, pero va a ser que no) se darán cuenta del exceso que es, en gran medida, esta ley. De todos modos, aún estando en contra de esta pasión restictiva, no es del todo justo comparar las descargas con la fumeta: a ver, que no le va en la salud a los demás. Ya, ya sé que le va en la salud (las descargas, por la falta de ingresos que supone) al escritor o al director de cine y sus cámaras y a sus guionistas y sus hijos, pobres, que este año se volverán a quedar sin reyes. Pero ya me entendéis. Al final, supongo, ni para ti ni para mi: harán la ley y ojos ciegos a ciertas "ilegalidades" de los consumidores.
ResponderEliminarClément me ha dado ganas de leer "Trenes hacia Tokio" pero yo lo siento en el alma pero no lo pago: lo pillo en la biblio (eso sí: hoy mismo). Sorry, está la cosa mu malita.
Pues yo(siempre yo) estoy encantado con la ley antitabaco. No huelo mal y me ahorro un dinero en lavadoras. Fumar es una gilipollez, lo siento. Es una droga estéril que: ni produce efectos alucinógenos ni tiene cafeína ni... Nicotina que te deja los dientes amarillos.¿Para qué sirve entonces?. Para pagar las pensiones. Eso está bien.
ResponderEliminarYo(otra vez yo) me bajo cosas de internet, lo admito. ¿Acaso alguien paga por el winrar?. Apuesto por la responsabilidad del consumidor. Si tuviera que comprarme toda la música, todas las películas, y todo el software que consumo a lo largo de un mes no tendría para comer(y eso sin contar el dinero que gasto en libros). Me bajo cosas y me compro cosas.
Los músicos no ganan dinero con los discos(excepto dos o tres), ganan dinero con los conciertos.
Voy a los conciertos de los músicos que me gustan y, además, me trago la publicidad del Spotify. Es mi forma de contribuir.
Un saludín.
Metilprednisona.
Algo más. Al cine voy entre cinco y diez veces al mes, algo admirable tal y como está el cine ahora.
ResponderEliminarUn poner. Un nene nace ahora, se hace mayor y quiere ver todas las películas Disney de los 90. O espera a que echen las películas en Antena 3 o se gasta el dinero de la primera comunión en Peter Panes y Sirenitas.
Es difícil la cosa.
Humildemente, si todos hicieran como yo(comprar y descargar con inteligencia), el mundo iría mucho mejor.
Metil.
Está bien prohibir fumar en lugares cerrados por la simple razón de que el humo afecta a los que no fuman y no lo disfrutan encima, pero...
ResponderEliminarIncitar a la delación es peor que fumar.
Utilizar espacios privilegiados d ela prensa escrita (El País) para volcar tus propias obsesiones en lugar de ejercer la crítica por muy subjetiva que sea es peor
Utilizar el debate prohibir no prohibir fumar para suplantar otros mucho más importantes e smuchoo peor que fumar
P.S.- Emma, puedes decir tacos en el mío sin Alberto no te deja aquí, y se dice fumar y folalr, todo es empezar...
Esta es la jodida hipocresía sistémica que nos atufa estos días. Han anatemizado el consumo de tabaco en los espacios públicos estigmatizando su presencia en cualquier tipo de recinto cerrado.
ResponderEliminarPero Alberto, vamos a recordar ese monólogo cojonudo de Bill Hicks donde dice que deberíamos agradecer a las drogas que nos hayan dado obras tan cojonudas de tantos artistas y creadores que las utilizaron para ser inspirados por ellas o por el estado indirecto de relajación y predisposición a la creación que les indujeron.
A la mierda con la corrección política!
Primero empezaron por los fumadores, pero como yo no soy fumador, no hice nada...