viernes, 27 de febrero de 2009

En las ciudades, de Hilario J. Rodríguez


«Imagina que estás viendo una película ambientada en Nueva York a finales del siglo XX. Una de las secuencias muestra a un matrimonio hablando de forma despreocupada. Son Tom Cruise y Nicole Kidman. Él de pronto asegura conocer a las mujeres, en general; y a ella ese comentario le molesta. “¿Te acuerdas del último verano en Cape Cod? Estábamos alojados en un hotel y desde la ventana de nuestra habitación podíamos ver las olas rompiendo sobre la arena de la playa. ¿Recuerdas que una de las noches, mientras cenábamos, había tres oficiales de marina sentados cerca de nosotros? Uno recibió un telegrama y tuvo que irse. Pero quizás no le prestase. Yo lo había visto antes, subiendo las escaleras esa misma mañana. Al cruzarme con él, me detuve unos instantes. Dos días después de la cena, Helena fue al cine con una amiga y nosotros hicimos el amor. Aunque luego comenzamos a hacer planes y yo me reía, sólo pensaba en el oficial, pensaba que si aquel hombre me hubiese pedido que me fuera con él una noche os habría abandonado a ti y a Helena sin dudarlo, una noche habría sido suficiente…” Ahora imagina que eres Tom Cruise y que acabas de escuchar cómo tu esposa te contaba todo lo anterior y que estás a punto de salir a la calle. Imagina si la ciudad que encontrarás es la misma de otras veces, Nueva York a finales del siglo XX, o es otra. Y recuerda que cuando abras este libro, seguramente encontrarás en él ciudades reales e imaginarias, ciudades que creías conocer y que ahora te resultarán extrañas, ciudades donde el cine se confunde con los viajes y las derivas, ciudades que estaban y ya no están.»

Pocas presentaciones mejores que ésta para En las ciudades, libro de inminente aparición, escrita para su contraportada por Hilario J. Rodríguez, colaborador de LITERARIAS, a partir de un pasaje del filme Eyes Wide Shut. Editado por la Filmoteca de Extremadura, el Festival Solidario de Cine Español de Cáceres y Notorius Ediciones, En las ciudades viene a engrosar la nómina de la ya, por fortuna, longeva colección “Versión Original”, iniciada allá por 1997 con el volumen de Ana Alonso Literatura y Cine:la relación entre la palabra y la imagen. Y lo hace proponiéndonos un sugestivo viaje por diversas ciudades que no sólo están hechas de asfalto y hormigón, historia y ficción, realidades y deseos, tinta y papel, fotogramas y celuloide… pues tales ciudades se componen, como tantas otras, de todo eso y mucho más.

De demostrárnoslo y hacernos partícipes de ello se encarga el importante grupo de autores de En las ciudades, que por orden alfabético son: Pilar Adón, Juan Bonilla, Jordi Cantavella, José María Conget, Óscar Esquivias, Esther García Llovet, José Luis García Martín, Cristina Grande, Manuel Hidalgo, Eduardo Jordá, José Luis de Juan, José María Latorre, Francesc Miralles, Alberto Olmos, Julio José Ordovás, Pilar Pedraza, el propio Hilario J. Rodríguez, Miguel Sanfeliu, Fernando Sanmartín, Care Santos, Lorenzo Silva, Francisco Solano y Nuria Vidal.

Fuente

viernes, 13 de febrero de 2009

Algunas ideas buenísimas que el mundo se va a perder (nota del editor)

Finalmente, aprovechando que hoy ha salido el libro, copio y pego la Nota del editor que aparece al final de Algunas ideas buenísimas que el mundo se va a perder, nota escrita por mí en calidad de antólogo y autor intelectual del proyecto.

Como puede verse, su redacción responde a un tiempo muy lejano: agosto de 2008.

El tiempo pasa y, a veces, las cosas también pasan.

Suceden.

---------

NOTA DEL EDITOR

Algunas ideas buenísimas que el mundo se va a perder es una obra colectiva fruto de una impresión personal: en Internet hay mucho porno y mucha libertad, porque quizá la libertad es la pornografía del pensamiento. Esta impresión me llevó a soñar con un libro que recogiera un puñado de voces sin excesiva ambición literaria pero, quizá por eso, cargadas de honestidad. Lo literario, muchas veces, está en el papel donde se imprime.

En un principio, la idea apuntaba exclusivamente a los blogs, esos sites donde tantos y tantos aspirantes a escritor cuelgan sus creaciones para darles mayor difusión y batirse un poco con la opinión ajena. Sin embargo, analizados más en detenimiento, estos blogs netamente literarios me resultaron casi anti-internautas: no había mucha diferencia entre su contenido y el que, tradicionalmente, esperaba su oportunidad (en forma de manuscrito o mecanoscrito) en el cajón de un joven letraherido.

Primeramente, me di cuenta de que para realizar una novela a partir de Internet habría que privilegiar los textos que tuvieran más de documento que de literatura, y que la literatura que haríamos con ellos sería una literatura que no se sabe tal. Era más jugoso el testimonio del hoy (apelaciones a la tecnología y las nuevas formas de comunicación, jeremiadas y quejas sociales varias) que la calidad literaria (cuentos correctos inéditos hay muchos en la Red). Después, comprendí que antologar posts interesantes era demasiado simple, y que una obra que quisiera reflejar “lo que pasa en Internet” tenía que seguir las reglas del medio e incluir todo el paratexto con que habitualmente nos tropezamos al navegar: mails, spam, mensajería instantánea, avisos robóticos...

En esta novela, por tanto, hemos simulado navegar por Internet. Y para ello he recurrido a un gusto instintivo, caprichoso, secuencial a veces y otras arbitrario, en el que se mezclan piezas de blogs y sites que visito a menudo (este libro es, entre otras cosas, una confesión de cookies) con extractos de webs que, de no estar predispuesto a espigarlas, nunca hubiera sido capaz de localizar de nuevo.

Por ello, es interesante comentar que el trabajo de campo para poder armar este volumen había sido ya hecho, dada mi propia y habitual comparecencia en la Red, y que el mayor esfuerzo ha consistido en renunciar a la perfección estructural y lingüística en favor de una sana anarquía cuyo motor muy bien puede definirse como curiosidad emocional.

Después de esta nota incluyo los “créditos” de la novela. Quiero agradecer a los contribuidores principales (María García Abril, David Capón, Diana Nuño y Daniela Franco) su generosa y desinteresada colaboración. También reconocer las aportaciones no sólo autorales, sino sobre todo de localización de textos curiosos, realizadas por Cristina Gil y Luis Rubén León.

Finalmente, el editor de este libro, Constantino Bértolo, con su insólita despreocupación y fe ciega, me hace poder repetir lo que, en la película Ed Wood, le dice Orson Welles al chapucero cineasta sobre Ciudadano Kane: “Sólo en esa película tuve el control total”.

Alberto Olmos

Madrid, 29 de agosto de 2008

miércoles, 4 de febrero de 2009

Algunas ideas buenísimas que el mundo se va a perder (contratapa)

Copio y pego la cuarta de cubierta, contratapa, lo de atrás de Algunas ideas buenísimas que el mundo se va a perder .

Es un texto escrito por los responsables de Caballo de Troya, muy acertado debo decir.

***


AVISO DE LECTURA

Esta, y las palabras son del que manda, no es una novela fragmentaria por mucho que lo parezca, del mismo modo que una orquesta sinfónica no es un botellón de violines ni un piano es un casting de teclas, notas y cuerdas. Tampoco es una suma de “ruidos” en busca de un brillante “sonido” narrativo. Es una novela, es decir un conflicto desarrollado a través de unos personajes, en un tiempo y un espacio, coral si se quiere, pero con un único argumento que se despliega en busca del destino perdido: cómo existir en medio del desierto, ya saben, aquello tan postmoderno de Rilke: “Quien oirá mi voz desde los órdenes angélicos” Y no se equivoquen: no se trata de autoayuda o de ayuda ajena. Aquí cada uno ha de tirar de sus propias orejas si quiere salir del pozo. Del silencio.

El narrador, que lo es aunque no haya escrito nada, caligrafía su voz propia con voces ajenas. Como un director de escena, las ubica en el momento y espacio adecuados y marca el ritmo de la réplica, de la indiferencia, del eco, del olvido y del eterno retorno del entorno. Con la red de Internet ha creado un tejido narrativo. Áspero y cálido. Incómodo si se quiere, pero hace frío y yo en su caso, mis hipócritas clientes, me lo pensaría muy mucho antes de despreciar lo que estamos ofreciendo. No diremos que es un libro necesario pero sí que estamos ante un libro “posible”.Lo que no es poco en tiempos donde lo posible parece haber sido desalojado por lo vendible. Que se venda o no ya depende de ustedes y ustedes dependen de sus posibilidades (económicas, informativas, ideológicas, gustativas o culturales). Hay sitio al fondo, pasen y lean.