jueves, 13 de septiembre de 2007

Pamplona

Curso Literatura de Viajes
Un doble extrañamiento

Pamplona, 14 a 16 de septiembre de 2007



Programa del curso
En el taller «Literatura de viajes, un doble extrañamiento», Alberto Olmos propondrá algunas ideas sobre los libros escritos por viajeros. A partir de referencias y bibliografía clásica (de Herodoto a Bruce Chatwin) se analizarán las particularidades de escribir sobre lo visto en un viaje, con especial atención a los conceptos de «extraño conoce extraño», los prejuicios pre-viaje, la distancia que existe entre la literatura de viajes y las guías turísticas-exotismo, y los clichés culturales del viaje.
El taller se completa con actividades prácticas y participativas, y con una mirada crítica sobre los best sellers de viajes.
Este curso se dirige a todos los interesados por la mirada del viajero, por esa distancia entre el texto literario y la realidad que retrata, y por el conflicto cultural que surge de considerar que existe algo realmente exótico.


Viernes:

16 a 18 h

Presentación. Blaise Pascal-Xavier de Maistre-Bruce Chatwin.

Presentación de los alumnos.

¿Qué esperas de este curso?

Entrega del programa. Lectura del mismo.

Entrega de las lecturas.

Debate: ¿Qué es la literatura de Viajes? ¿Autores? ¿Obras de referencia?

Introducción al autor Lawrence Sterne.

Lectura del extracto de “Viaje sentimental”, de Lawrence Sterne.

1. Qué es un libro de viajes:
A. Guías de viajes. Baedeker.
B. Novelas de viajes. Lawrence Sterne. Xavier de Maistre.
C. Libros de historia, descubrimientos y testimonios. Herodoto.
D. Libros del viajero: su personalidad es el viaje. Viaje de autor. Bruce Chatwin.
E. El viaje periodístico.
Debatir la lista. Sumar títulos y autores. Especular sobre las diferencias entre uno y otro tipo de texto.




Sábado:

11 a 14 h

Repaso de la lista anterior. Historia de las guías de viaje.

Ejercicio: Escribir una guía de Pamplona. Un folio. Qué se puede visitar. Estilo “Guía de viajes”. ¿Características de estos textos?

Lectura de los textos.

¿Por qué son textos para guía de viaje y no textos literarios?


2. Expectativas del viaje

A. Viaje al pasado. Al origen. África.
B. Viaje al futuro. Asia.

Algunos autores y libros de testimonio histórico. Herodoto. Bernal Díaz del Castillo. La araucana.

Introducción al autor Xavier de Maistre.
Lectura del extracto de “Viaje alrededor de mi habitación”, de Xavier de Maistre.

y de 16 a 18 h

Práctica: Escribir viaje alrededor del aula.

Lecturas de los textos. El punto de vista.

3. El viaje periodístico. Oficinas de Turismo. Viaje organizado.

Lectura de extracto de “El corazón perdido de Asia”, de Colin Thubron.

Los best sellers de viajes. “El corazón de África”, de Javier Reverte.
¿Documentarse o no?

4. Teoría de las diferencias: soluciones distintas. ¿Existe lo éxótico?
Debate: el modelo estadounidense.



Domingo:

11 a 14 h


5. El viaje personal. Libros de viajero. Motivaciones y prejuicios:

-Blaise Pascal: “Toda la desgracia del hombre viene de una sola cosa: salir de su habitación.”
-Imágenes preconcebidas de los lugares a los que viajamos. Películas, cuadros, libros, boca a boca.
-”Aburrido como aquí”; de Baudelaire.
-”Los verdaderos viajeros son los que parten por partir”.
-La superioridad del viajero: los otros son bárbaros.
-”Uno es siempre el salvaje del otro”, Montaigne.
-Viajes a sitios que nos recuerdan el origen del mundo. Viaje al futuro. Tonga Tokio.
-Viajes para escapar. Rutina, clima.
-Viajar solo o acompañado.
-El viaje organizado.
-Ruta literarios: el Dublín de Joyce...

FICHA.
Dónde querrías viajar. Una ciudad o lugar donde no hayas estado.
Cómo te imaginas ese sitio.
Lista de referencias sobre ese destino. Personales (amigos, familia), sociales (televisión, periódicos), culturales (películas, libros, canciones...)
Lectura de las fichas. Comentarios.
Empezar a escribir...




BIBLIOGRAFÍA EMPLEADA

“El arte de viajar”, de Alain de Botton.
“La segunda mirada. Viajeros y bárbaros en la literatura”, de Jean Soublin.
“Escribir literatura de viajes”, de Morag Campbell.

BIBLIOGRAFÍA DE REFERENCIA

“Historias” de Heródoto.
“Historias”, de Tácito.
“Diario”, de Ibn Yubayr.
“Viajes de Colón”, de Cristóbal Colón.
“Naufragios”, de Alvar Núñez Cabeza de Vaca.
“Los tres viajes alrededor del mundo”, de James Cook.
“Brasil”, de Montaigne.
“Unconvencional handbook of London”, de Charles Dickens.
“Viaje a Tahití”, L.A. de Bougainville.
“Cartas de España”, José Blanco White.

“A contra pelo”, de JK Huysmans”. (Viaje a Londres que al final no va.)
“Invitación al viaje”, de Charles Baudelaire.
“Viaje alrededor de mi habitación”, de Xavier de Maistre

“Del Orinoco al Amazonas”, de A. von Humboldt.

“Novelas del Oeste”, de Fenimore Cooper.
“Carmen”, de Prosper Merimée.
“El paseo”, de Robert Walser

“Nubia”, de JL Burchhardt
“El corazón perdido de Asia” de Colin Thubron.
“Diario del viaje a América”, Iñigo Abad y Lasierra.
“Tierra de murmullos (Argetina)”, de Gerald Durrell.
“La conquista del Polo Norte”, de Fergus Fleming.
“A través de Oriente”, de Ibn Yubayr.

“Los trazos de la canción”, de Bruce Chatwin.
“Al sur de Granada”, de Gerald Brenan.
“Cartas de viaje”, de Sigmun Freud.
“América día a día”, de Simone de Beauvoir.
“Cuadernos de viaje”, de Edith Wharton.
“Viaje a la Alcarria”, de Camilo José Cela
“La casa de una escritora en Gales”, de Jan Morris.


Otros autores: Evelyn Waugh, Peter Fleming, Jonathan Raban. Eric Newby. Manuel Leguineche. Luis Pancorbo.

Paraguay

En el cartel de la puerta dice que cierran a las siete y media y son las siete y veinte, aunque mi reloj, que es mi móvil, va adelantado 13 minutos y eso me hace sentir como en un eterno examen de matemáticas. Resto trece y suspendemos todos.

La copistería tiene un mostrador a dos metros de la entrada. Detrás, las máquinas fotocopiadoras, por fortuna mudas, jadeantes. Da mucho miedo cuando todas las fotocopiadoras funcionan a la vez, multiplicando por cientos contratos y poemas y tesis doctorales, con una indiscriminación y un desprecio desgarradores, sin importarles el sudor o el pavor que mancha con la tinta esos papeles, sin atender a la emoción que mecanizan por un precio proteico, viral. El joven dependiente se me acerca. No me saluda.

-Hola –digo, y saco unos folios de mi cartera.

Tengo un lío de la hostia. No sé qué fotocopiar ni cuántas veces. Me quedan veinte euros nada más. Hojeo mis cosas.

-¿Cuánto cuesta cada copia? –pregunto, para ganar tiempo.

-Hombre, pues depende de las que hagas...

Sigo hojeando; hago cálculos.

-Bueno... No sé...

-A ver, ¿cuántas copias quieres?

Alzo la vista. El joven tiene gafas, está algo gordo. Su mirada salta de mis ojos a mis papeles.

-Toma –digo-, doce copias de esto.

Le paso cinco folios. El joven se aleja, mete mi Curso de literatura de viajes: Un doble extrañamiento en una máquina y le crea doce clones. Mientras se produce el parto, hojeo fotocopias de libros: Viaje sentimental, Viaje alrededor de mi habitación, El corazón perdido de Asia... Un lío.

Vuelve.

-Este es el original y estas las copias. ¿Algo más?

-Sí –contesto-, a ver que miro...

Manoseo capítulos durante varios minutos. El joven no se aparta del mostrador. Tiene el ombligo subido en él.

-Pues.. hazme también doce de esto, por favor.

Lo toma y se aleja y lo pone en la máquina. Le sigo con la vista y, cuando se da la vuelta, nuestros ojos se encuentran. Me atrevo. Hoy tengo el día que me atrevo.

-¿Estás enfadado?

-... –el joven.

-Es que te noté... irónico... ¿Estás cansado?

-Sí, estoy con la selectividad... Y acabo de volver de unas supuestas vacaciones...

Su acento me llama la atención.

-¿Eres de Perú o algo así?

-No.

-Ah, me parecía. ¿Eres español, entonces?

-Del Perú “o algo así”...

-No sé. Perdona.

Al fondo se oye el runrún de la fotocopiadora.

-Soy de Paraguay. Muy lejos de Perú. No tiene nada que ver con Perú.

-Ah, ya. Perú está... lejos de Paraguay.

-Sí, no soy de Perú.

-Yo conocí a muchos paraguayos en... un momento de mi vida.

-... –incrédulo.

-Ah –he mirado un momento al fondo del establecimiento y lo he visto de casualidad-, je, je, ya veo que tienes el mate allí.

-Sí... –sonríe.

-Los paraguayos que conocí estaban todo el día bebiendo mate, con la bombilla esa, mate frío. También tocaban el harpa. Hablaban guaraní entre ellos y odiaban al doctor Stroessner.

-Veo que sabes algunas cosas de Paraguay.

-... –el listillo.

Sigo:

-Me gustó que uno de mis amigos paraguayos dijo que tu país era el único país mediterráneo de Sudamérica. Yo pensé, qué coño mediterráneo... mediterráneo es Italia...

-Mediterráneo quiere decir que está rodeado de tierra...

-Sí, sin salida al mar. Pero entonces me sonó... gracioso. Paraguay es un pais mediterráneo. Yo qué sé.

El joven vuelve a la máquina. Saca mis copias. Vuelve con ellas.

-Aquí tienes.

Luego se pone con la calculadora. Dice algo en voz alta.

-¿Perdona?

-Nada, te voy a cobrar un precio más barato.

-Ah.

Se me acerca.

-Siete con ochenta.

Saco la billetera. Tengo el billete de veinte, pero también uno de cinco. Miro las monedas en los bolsillos. Dos euros y diez céntimos. Le doy el billete de veinte.

El joven acude a la caja registradora. Oigo el racarraca de la caja registradora.

-Oye, ¿no tienes ochenta?

-No, no, lo siento.

El joven baja la vista. La alza de nuevo.

-Pero he visto que tenías un billete de cinco.

Me acerco.

-Sí –pongo el billete de cinco euros sobre el mostrador, también las monedas-, no me llega.

El joven me devuelve el billete de veinte euros y toma el de cinco, y los dos euros con diez.
-Es igual –dice-, estamos cerrando caja.

En ese momento, de la trastienda, sale una señora. El joven finaliza su operación y va hacia ella. Yo estoy demorándome en meter las copias en la cartera. Dentro llevo un ejemplar de mi libro. Me estorba y lo saco.

-Qué bien huele –oigo que le dice el joven a la señora.

-¿A qué huele? –pregunta la señora.

-Usted –dice el joven-, que huele usted muy bien.

Se separan. He metido las copias en la cartera y me he quedado mirando al joven, que está bastante lejos, junto a una mesa.

-Perdona –le convoco.

-Sí.

-¿Tú lees?

-...

Otra pregunta errónea, ruda.

-Libros, quiero decir. ¿Lees novelas?

-Claro.

-Entonces, ¿te consideras un lector habitual?

-Sí, sí.

-Pues toma –saco mi novela-, te doy esto.

El joven se me acerca.

-¿Qué es?

-Una novela. Mía. Espero que te guste.

La coge. La hojea un poco.

-Gracias. Muchas gracias.

-De nada. Hasta luego.

Salgo de la tienda. Camino hacia el Metro. Voy pensando en el chico de la tienda. Ironizo: no me extraña que Paraguay esté siempre al borde del abismo, con esa forma de entender los negocios...

Entonces empiezo a sentirme mal. No debería haberle dado mi novela. Ha sido un error. Ha sido prepotente.

Esta estación del Metro de Madrid se llama Rubén Darío.