jueves, 24 de octubre de 2013

raudo #30

Lechazo, la simpática, castiza palabra que empleó la autora nacida en los años sesenta -en una charla donde yo me encontraba entre el público- para condensar la idea de que, como ella, como tantos, como yo, el autor joven se llevará una sorpresa atroz si calcula que podrá vivir de los libros que escribe.

2 comentarios:

  1. Kaixo, Albertín. Permiso para formular tres preguntas para ser contestadas con un poco de imaginación:
    1. Qué sueldo crees que merece un tío que escribe 40 horas a la semana?
    2. Con cuánto se podría apañar ese mismo tío?
    3. De qué cojones vives tú?
    Con cariño escéptico. Sigue ahí, a algunos nos animas. A veces.

    ResponderEliminar
  2. Supongo que no no escribe pensando en los réditos que eso le va a dar, sino que lo hace por placer, por necesidad o por verse ante el reto de crear una novela. Imagino que los que escriben pensando en el negocio en el fondo no escriben, tienen negros que escriben por ellos.

    ResponderEliminar