Sinopsis:
Japón, un día cualquiera, una escena cualquiera. Un profesor de español; un escritor que intenta, con poco éxito, terminar una novela y que cuenta, a modo de diario lo que sucede a su alrededor y, sin pudor, a el mismo. Una forma curiosa e irónica... distinta de contar lo cotidiano, lo personal. Estravagante, extranjero siempre, nativo por momentos, a ratos divertido, a ratos cínico o trite, David camina por su día a día al ritmo que marcan los personajes que protagonizan la película de su vida, dando la sensación de que todo avanza sin que nada pueda detener el implacable paso del destino. No hay pasado, no hay futuro; el presente arrolla al protagonista como los trenes, que son parte fundamental de la novela, lo hacen con el paisaje.
La lectura
Y a todo esto el lector asiste al relato como silencioso espectador, atrapado y seducido por la mirada, a veces irritante, a veces tierna, sensible, otras seca y desagradable del protagonista. Original, de prosa fluida y magnética todo el libro mantiene tu atención sin, en realidad, contar nada nuevo que pudiera explicar por qué no puedes dejar de leer ni de identificarte con el personaje. Se nota que hay un enorme talento tras el texto, un escritor de verdad tras esas líneas: las que consiguen seducirte hasta el final del relato.
Personalmente es donde veo el mayor mérito. Dejando aparte el hecho de que la narración transcurre en un entorno exótico como Japón -yo creo que el relato podría ser igualmente maravilloso contado en cualquier lugar, como Madrid, por ejemplo-, no hay en todo el argumento un solo elemento hipnótico que justifique la atracción a la que te ves sometido, y eso confirma la impresión de que realmente es un libro muy bien escrito. La originalidad está en la forma de escribir, en la forma de redactar; en la mirada del narrador que te hace participe, a modo de vogeur, de su extravagante e irónica forma de entender su entorno. Da la sensación de que, a partir de leer el libro, podrías reconocer a Alberto Olmos en cualquier otra lectura, aunque solo fuera su lista de la compra para el super.
En este libro he encontrado, por ejemplo, una de las descripciones mas bonitas que yo haya leído de una mujer:
"Es pequeña, apenas alza del suelo las dos letras de su nombre.Ai significa: amor. Ya he dicho que es pequeña.La conocí entre otras japonesas, cientos de japonesas, miles de japonesas, todas apiñadas y sonrientes y monocromas. Ai era el destellito de luz, el punto sobre la i de la palabra nipón. Sin senos ni trasero tumefacto, todo su cuerpo era un facistol para su rostro, un andamio para que la cabeza le quedara a metro y medio del piso. Su cara daba por fin sentido a la palabra 8.005 del diccionario: exótico. Exótico ya no era lo que estaba lejos; era lo que tenías más cerca, lo que querías tener próximo.Ai parecía tan japonesa, tan acrisolada de su propia nacionalidad, tan jugo exprimido de una bandera, que a su lado sus compatriotas tenían algo de inmigrantes, de extranjeros, de turistas en otra piel.Llevarse a Ai de paseo era como llevarse a todo un país en el bolsillo. Ella era Japón: detrás de sus ojos rasgados se rasgaba el resto de los ojos nipones, su boca daba fin al tubo infinito de bocas y gargantas y pulmones que hacen un idioma; su piel era la última mano de pintura dada a una raza.Ai: japonesita."
Un delirante diálogo sobre literatura:
"- También estuve en Grecia.-¿Conoces a Haruki Murakami? -mi cerebro, clic, clic, mi cerebro.-Si. El escritor, ¿no?-¿Has leido Norugei no mori?-No-Pues lo escribió en Grecia, en una isla. Al menos eso dice la introducción de la novela en inglés.-Ideal, ¿no?, la isla, el mar, el cielo azul-Si parece ideal. Hay mucho sexo en sus novelas. Se lo voy diciendo a todas las japonesas que conozco para ver si se animan.-¿Conoces a Ryu Murakami?-No-Pues hay mucho mas sexo en sus libros. Uno muy famoso se titula Ibiza.-Lo buscaré. Ahora estoy leyendo Kafka on the shore-¿Que tal?-Me encanta. Es muy interesante.-Un amigo mio dice que el mejor escritor japonés es Akutagawa.-Es cojonudo.Gonzalez levanta el tenedor basta casi tocarse la sien-¿Lo conoces?-Claro. Me gusta mucho El biombo del infierno-¿Y conoces a Osamu Dazai?-Si Indigno ser humano. No me gustó-Caramba David, sabes un montón de literatura japonesa!-Bueno, de algo hay que saber. Quiero leer Soy un gato de Soseki Natsume. En ingles es un tocho así -así equivale a mil doscientas páginas.-¿Seguro? Yo creo que es mas corto.-¿Y como se llama la tía esta tan famosa? Banana nosequé.-Yoshimoto Banana-Esa ¿que tal?-Muy fea.-¿Que tal escribe?-Su libro mas famoso es Kitchen. No se de que va.-Si, lo vi en Kinokuniya. Parecía una gilipollez. Vi otro libro titulado Serpientes y piercings.-Me suena-En la contraportada salía una foto de la autora. Pivón-Si, si: esta muy buena.-¿Sabes?, hacía mucho que no hablaba de literatura.-Ah."
O una escena de estupro en un tren, digna de la mejor literatura erótica:
".../ La chica de las piernas bonitas está a medio metro de mí y se aproxima dándome la espalda. Finalmente su cuerpo se encaja con el mío. Noto sus gluteos, toda esa convexidad, arropando mi sexo, casi devorándolo. La chica sigue hablando tranquilamente con sus amigas.../... La chica sigue hablando con tranquilidad mientras mi sexo explora sus nalgas. En un momento dado se separa de mi. Respiro.Los endurecimientos empiezan a declinar cuando la chica de las piernas bonitas se dobla para coger algo de su bolso, que está en el suelo. Al doblarse me clava el culo en la polla. Durante todo el trayecto la chica no deja de doblarse para coger algo de su bolso. Durante todo el trayecto me clava el culo en la polla y sigue hablando animadamente con sus amigas. Realmente no estoy poniendo todo de mi parte en este estupro; ni siquiera me estoy esforzando. La chica vuelve a agacharse y sus glúteos, tensos como frutas, me abrillantan la bragueta.En la parada de Sano la chica de las piernas bonitas se baja. La sigo con la mirada para ver si vuelve la cabeza y me confirma quién manda dentro del vagón. No lo hace.El tren reanuda su marcha. Si viviera en Tokio no me pasaría esto. Defenderé hasta la muerte la necesidad de vagones solo para mujeres."
Una crítica un poco larga, pero creo que merecía la pena incluir algunos fragmentos a modo de ejemplo.
Opinión
Leer este libro ha sido una experiencia muy gratificante. A veces me ha dado la impresión de estar ante un cuento por entregas, como si hubiera sido parte de un blog, o algo así. En cualquier caso esta forma de escribir empieza a ser bastante común entre los nuevos talentos. Ya he leido y criticado en este blog algunos libros que recuerdan esta forma de escribir un tanto caótica y que, lejos de sacrificar calidad, al contrario enriquece y cualifica el libro. Un libro muy recomendable .
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Link
Gracias.
No sé si comprarme la novela o dejar una nota pegada a la nevera y pirarme a Japón, con un par.
ResponderEliminarYo acabo de leer Trenes hacia Tokio (comprada: 16 €) y he disfrutado bastante. Menos mal!
ResponderEliminarYa había leído A bordo del naufragio (prestada) y estoy decidida a seguir leyendo cronológicamnte tus novelas.
Ahora creo que me toca pillar El talento de los demás en bolsillo.
Hola, Alberto,
ResponderEliminaracabo de leer "Trenes hacia Tokio" y estoy de acuerdo casi en su totalidad con esta crítica tan favorable, realmente el libro me ha gustado muchísimo, el no-avance de su historia, contada casi a modo de blog, con un post tras otro, ha conseguido engancharme y determinados logros lingüísticos me han hipnotizado como fogonazos en mitad de lo puramente descriptivo. Lo único que no me ha gustado es que su ambientación no parece situarse en Tokio; compré el libro precisamente atraída por el título, pensando en que me encontraría con descripciones costumbristas de la ciudad (que, por cierto, conozco y por la que siento fascinación), más localizaciones típicas o detalles reconocibles que me arrastraran de nuevo allí, a sus calles y barrios característicos, pinceladas sobre su ambiente nocturno o su frenético ritmo de vida... pero no encontré apenas nada de eso y en este sentido la novela me ha decepcionado, porque igual que se llama "Trenes hacia Tokio" podría llamarse "Trenes hacia Móstoles" y no habría mucha diferencia (en cuanto al lugar en el que la acción se ubica). Espero que no te lo tomes a mal, es sólo mi impresión. Por lo demás, me ha dejado llena de un extraño encanto; la he disfrutado mucho.
Un saludo,
Gema.
Hola, Gema. Tu objeción es razonable, pero dentro de mi afán literario no tienen cabida ni la literatura turística ni las recetas de cocina. Seguramente la última película de Isabel Coixet no defraudará en ese sentido.
ResponderEliminarMuchas gracias por leer mi libro.
Un saludo
(ha quedado muy seco, lo sé: perdón, un beso)
Hola Gema,
ResponderEliminarA mi muy por el contrario me parece que la novela te muestra, queriendolo o no, como es Japón hoy en día... Japón no son Kimonos, jardines, o sushi.
En el libro aparecen retratos tan sutiles y encantadores de lo que en verdad es... chicas que se pintan las cejas todos los días en el tren, y recuerdo especialmente como Alberto narra todos los objetos que va encontrando en el suelo y lo creas o no eso es Japón, son sus silencios, sus maneras, su pasar el tiempo en un vagón de tren, su soledad.
La vida se compone más de detalles que de datos o descripciones de un lugar en el que vivas, y yo creo que Al ha retratado soberbiamente a Japón desde su mejor angulo.
De libros que hablan de Japón y creeme que he leido muchos, este se encuentra entre mis favoritos.
Saludos