lunes, 21 de marzo de 2011

Derechos de los lectores (para uso de los que escriben)

Hace años Daniel Pennac hizo fortuna con un decálogo de derechos del lector en el que enumeraba, básicamente, las prácticas consabidas de todos nosotros frente a un libro, como saltarnos páginas, dejarlo a la mitad o, simplemente, no abrirlo. Podéis verlo aquí (link).

El propósito de alcanzar los diez enunciados llevó a Pennac, según mi interpretación, a incluir uno o dos "derechos" bastante insolventes e insustanciales, toda vez que los otros nueve u ocho eran, por su parte, celebraciones de la pereza, lo que siempre gana simpatías, o reconocimientos de flaquezas comunes, lo que siempre gana simpatías.

Pennac es, en rigor, un escritor simpático.

Después de varios atragantamientos lectores con novelas recientes por motivos muy concretos, me dispongo a hacer mi propia lista de "derechos de los lectores", pero no para uso de estos, sino para el de los que escriben libros, que muchas veces parecen olvidar para quién los escriben y cómo son recibidos.

Me gustaría, por aquello de la contudencia del número redondo, alcanzar los 10 epígrafes, pero ahora veremos si completo esa cifra. Va.

DERECHOS DE LOS LECTORES (PARA USO DE LOS QUE ESCRIBEN)
1. Derecho a saber qué género leen.
2. Derecho a una información precisa en las solapas.
3. Derecho a devolver un libro.
4. Derecho a la igualdad de condiciones.
5. Derecho de recepción universal.
6. Derecho a la crítica on line.
7. Derecho a cuestionar los premios.
8. Derecho a la suspicacia.
9. Derecho a la corrección.
10. Derecho a la recepción incontaminada.
Sí, he forzado un poco: 10.

Ahora, mis explicaciones.

1. Derecho a saber qué género leen.
Por mucho que se difunda la especie de que los géneros literarios no existen o están dejando de existir, o de que son demasiado constrictores para el desbordado talento de un autor particularmente genial, 8 de cada 10 libros se amoldan perfectamente a las etiquetas tradicionales. En narrativa o prosa: Novela, Nouvelle, Cuento, Miscelánea, Diario. La reincidente práctica editorial última de designar "novela" a un conjunto de cuentos, o a dos o tres nouvelles amontonadas, no dista tanto del "dolo": 1. m. Engaño, fraude, simulación.

2. Derecho a una información precisa en las solapas.
Las solapas suelen emplearse para informar al lector acerca de los datos biográficos relativos al autor que pueden ser de su interés. Teniendo yo por muy poco acertada la práctica habitual en algunos autores de "hacerse los graciosos" en su solapa, creo sin embargo incuestionable que la "solapa" debe informar siempre de la fecha y lugar de nacimiento del escritor, y de sus obras publicadas, y no debe, por contra, abultarse con informaciones irrelevantes que buscan ocultar el hecho de que el autor, en definitiva, ha escrito apenas ese libro que tenemos en las manos.

 3. Derecho a devolver un libro.
Al igual que cualquier otro producto, una novela puede salir al mercado con evidentes imperfecciones, siendo la más perceptible de ellas la relativa al propio estado material del libro (falta de un pliego, paginación errónea, roturas en la cubierta) y la menos aventada el menudeo de erratas, o una sintaxis por debajo del nivel medio de instrucción de un bachiller. Estas últimas circunstancias también deben avalar la devolución de un volumen, independientemente de que el librero entienda o no de gramática.

4. Derecho a la igualdad de condiciones.
En varias partes del paratexto (dedicatorias, agradecimientos, etcétera) algunos autores suelen incluir apelaciones a sus amigos y familiares y colegas de profesión en número y forma que da a entender a los lectores anónimos que ellos son un receptor secundario de la obra, meros comparsas de la fiesta de la ficción (fiesta que ellos, además, han pagado). Obviamente, sería ridículo proponer un número máximo de nombres amigos que pueden incluirse en el paratexto de una novela, pero también parece obvio que incluir 3 páginas de nombres al final de la obra, o una dedicatoria por cada cuento o poema, constituye sobre todo una falta de respecto a los lectores que no tienen el gusto de conocer al autor.

5. Derecho a la recepción universal.
Relacionado con el anterior, este derecho que propongo tiene que ver sin embargo con el texto. No es infrecuente encontrar en el propio desarrollo de una novela guiños a otros autores amigos sin la menor justificación narrativa, licencia que, nuevamente, da a entender que el libro fue escrito para el milieu, y no para el lector universal, como es lo honorable y juicioso. Aunque esta objeción puede ser fruto de mi particular hipersensibilidad lectora, entiendo que alguien puede siempre preguntarse, llegado el pasaje del "guiño": y, entonces, ¿por qué tengo que leerte yo?

6. Derecho a la crítica on line.
Son muchos los blogs que lectores que no escriben para publicar (o que no lo consiguen) dedican a consignar sus lecturas. Algunos autores contemplan con incomodidad que "un señor de Torrelodones" pueda fácilmente difundir la insatisfacción resultante de la lectura de un libro suyo, y que lo haga de forma agresiva o, incluso, argumentada, con conclusiones hirientes en muchos casos. Acostumbrados al incienso sucesivo de los amigos y suplementos literarios, este uso libérrimo de la blogosfera les resulta intolerable. Como es obvio, cualquier lector tiene el derecho de criticar en cualquier tono cualquier libro que se haya tomado la molestia de leer; y no digamos de comprar.

7. Derecho a cuestionar los premios.
Relacionado con el anterior, este derecho avisa de la posibilidad que tiene un lector de hacer pública manifestación de sus sospechas -fundamentadas en la propia lectura de un libro premiado o en la información que, tantas veces, puede localizarse en el propio libro o en simples búsquedas on line, y que dan pistas sobre los intereses torticeros del galardón- sobre la fiabilidad de un premio, la componenda a que se pliegan los miembros del jurado y el engaño a que se vieron sometidos 400 o 600 participantes, y, posteriormente, miles de lectores.

8. Derecho a la suspicacia.
Diversos elementos paratextuales pueden motivar lecturas sesgadas de un libro. Por ejemplo, que el libro esté dedicado al propio editor del libro. Por ejemplo, que el crítico cuyas palabras enaltecen el volumen apele en ellas al autor por su nombre de pila.

9. Derecho a la corrección.
Los lectores, mayormente en virtud de la gratuidad e inmediatez del correo electrónico, pueden hacer llegar a la editorial o al autor correcciones ortotipográficas y de sentido localizadas en las novelas que leen. No es agradable que otros pongan en evidencia tu trabajo, pero sí muy útil para ediciones posteriores.

10. Derecho a la recepción incontaminada.
A imitación de la edición anglosajona, cada vez son más los sellos españoles que incluyen en libros que acaban de salir alabanzas firmadas por autoridades más o menos literarias (críticos, otros autores, cineastas, etcétera) en las que se proclaman las excelencias del libro en cuestión, y no de otros anteriores o de la obra toda previa del autor. Esta práctica intoxica la recepción del lector, entorpece su libertad de juicio y posterga engañosamente el debate común sobre una obra, pues ésta aparece ante nosotros signada de reconocimiento cuando, a ciencia cierta, todavía no la ha leído nadie.

***
Aventuro que este post, tan seriote, puede resultar risible para muchos autores, delirantemente encantados de publicar libros que nadie lee y de salir en los libros de sus amigos, que tampoco lee nadie, salvo ese mismo autor.

Sin embargo, entiendo que algún autor primerizo o en agraz puede encontrar útil esta aproximación a los derechos de los lectores (para uso de los que escriben) y salvar su obra de un vuelo tan bajo como el que le proporcionará el ser escrita en clave de chascarrillo privado y no, como es pertinente, a mayor gloria del desocupado lector.

46 comentarios:

  1. Baso mi acusación acusación en el artículo 9 del estatuto de los derechos del lector que escribe para publicar:

    "lo que siempre gana simpatías, o reconocimientos de flaquezas comunes, lo que siempre gana simpatías";

    "una falta de respecto"

    Por lo demás resalto el número 10. Me molesta bastante esa práctica. Ejemplo: "Nabokov is the most passionate novelist..." Edmund White.

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  2. Como cualquiera puede deducir, mi reclamación la rechazaría por inviable cualquier tribunal, no se ajusta al ámbito personal (para los que escriben).

    Esto era sólo para decir, un saludo. Y resultar un poco más educado, siempre me olvido.

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  3. […]debe informar siempre de la fecha y lugar de nacimiento del escritor[…]

    Aquí te has pasado veinte pueblos.

    Entiendo que es conveniente conocer quién es la persona que escribe para saber cómo encuadrarlo (generación, etc...), pero no hay ninguna obligación de ofrecer los datos personales. Si Schopenhauer tenía empatía hacia los animales resulta de ayuda saber cómo era la relación con su perro. Pero eso es parte de su vida privada. No podemos inmiscuirnos sin ser invitados.

    Además el lugar de nacimiento puede ser de lo más irrelevante. Se puede nacer en Berlín y vivir toda la vida en Alcantarilla. Señalar Berlín como lugar de nacimiento sólo fomenta equívocos. A menos que quieras verlo desde el lado astrológico (un criterio “poco científico”) o desde un afán burocrático.

    En las primeras entradas de este blog te presentabas como Hikikomori (todavía se puede ver por los comentarios). Si ahora decides presentarte como Alberto Olmos (porque te sientes más seguro, porque te es más conveniente o por lo que sea) es decisión y responsabilidad tuya a lo que nadie tiene nada que decir. Es cierto que un blog no es un libro, pero para el caso del que hablamos sirve lo mismo.

    Saludos

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  4. Acerca de tu decálogo, y ya que aquí sí que se puede opinar, procedo:

    1- Prefiero que nadie me diga qué es lo que voy a leer. Reivindico mi derecho a llamarlo como a mí me dé la gana.
    2- Totalmente de acuerdo, las solapas apestan, aunque confieso sentir curiosidad morbosa por esas criaturas, acaso magníficos escritores en potencia, condenados al prosaico trabajo alimenticio de redactar solapas ¿que piensan?¿qué sienten?¿dónde viven?¿alguien conoce a alguno de estos heroicos y denostados seres? Agradecería cualquier información que calmara esta morbosa sed de conocimiento.
    3- No problem, mi librería de toda la vida, cumple a rajatabla
    4 y 5- Irrelevantes, no tengo problemas de ego herido.
    6- Orgasmo añadido al placer de la lectura en sí. Razón por la que me paseo impúnemente por este y otros blogs.
    7 y 8 - Consabidos, inevitables, ineludibles, consustanciales, en una palabra: obvios.
    9- Ay!, si Javi-Mari no fuera tan nenaza, a estas alturas no sería académico de la RAE. Coño!, no había caído en la E del final,... pues seguramente que aún así lo sería.
    10- Me resbala. Paso de lo que opinen los críticos y el sursuncorda que los engendra y engorda.
    11- Olvidaste el derecho a saber cuantos cigarrillos se fuma el autor, dato fundamental para la correcta comprensión del sufrimiento del hecho creador, y de lo outsider que es el verdadero artista.
    12- Odio los decálogos. Te estás adocenando, amor.

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  5. Le aconsejo que no coloque punto y seguido en los epígrafes. Da una sensación de 'hiperperfeccionismo' bastante irritante. Pero no se preocupe, no es usted el único que lo hace.

    Buenos días,
    Mario

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  6. Salvo el 4 y el 10 los demás me parecen o irrelevantes o llenos de posibles excepciones. El 4 es un hallazgo

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  7. perdón, quería decir el 3, no el 4

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  8. Me quedo con el "9. Derecho a la corrección.[...]No es agradable que otros pongan en evidencia tu trabajo, pero sí muy útil para ediciones posteriores."

    Otro gallo cantaría. Hay unas cuantas erratas muy muy evidentes en unos cuantos libros recientes (y menos)que deberían haberse corregido antes de salir. Que no haya sucedido es responsabilidad, en gran parte, de los editores, que por ello deberían aceptar ser corregidos (por el bien de la obra editada)Un poco seriote el post, como dices, pero con más tranquilidad leeríamos, puede.

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  9. Reconozco que los decálogos no me suelen interesar, supongo que forma parte de la actitud antididáctica propia de mi "generación". Pero reconozco también que hay varios puntos de este que resultan interesantes, y dignos de mención -como diría por ahí. Otros no, pero tiene que ver con el espíritu burlón, que es enemigo de la honestidad "y todo eso".

    Los puntos 1 y 2 parecen escritos por un octogenario con ganas de sacar su bastón a paseo a ver si encuentra la tibia de algún despistado. Entiendo que algunos quieran que el objeto Libro sea como cualquier otro, es decir, que contenga una detallada ristra de mensajes verosímiles sobre su contenido. Pero eso no podrá suceder. Primero, porque no sucede ni en los paquetes de congelados, por muchos sellos de la CE o de Q de Calidad (como el McDonald o el LIDL) que tenga impresos. Segundo, porque el objeto Libro está subyugado a la idea de Arte, donde siempre habrá engaño, burla y fantasía. Como en las empresas, como en las editoriales, pero justificado.

    El punto 3 es brillante. Alguien tenía que decirlo. Claro que son tantos años robando libros que dudo que alguien pensase en devolverlo. Sería demasiado divertido.

    Y del 4 al 10 solo me queda hacer de palmero. Y de palmero malo, porque nunca he sabido como se dan las palmas ni cuando hay que aplaudir. Aunque siempre quise ser ese señor de mirada cristalina que se levantaba de su butaca en un teatro enmudecido e iba aplaudiendo lentamente hasta que otros le acompañaban y terminaban en una orgía de aplausos, lágrimas, vítores y todo eso. Es un lugar común cinematográfico tan trillado que tiene mucho encanto. Por lo cómico supongo.

    El punto 9 me ha llegado especialmente porque desde muy pequeño ya era un lector torpe, pero riguroso. Y solía ver las faltas que en mi mismo no veo -suele suceder. Envié algunas cartas postales con las correcciones pero jamás me respondieron. Me sentía tan defraudado, sobretodo con muchas traducciones, como cuando ves El Resplandor doblado al castellano -otro lugar común clásico y manido.

    En definitiva, que este decálogo está bien, pero no hay que tomarse tan en serio los objetos Libro, precisamente porque luego nos acostamos con ellos, los toqueteamos, los sudamos, los maltratamos. Nadie quiere una mujer o un hombre perfecto que se presente con toda su Verdad. Hay juego y engaño, debemos asumirlo, es nuestra condición.

    Pido perdón por el desorden y las faltas, pero escribo desde el trabajo, en una pequeña ventana escondida en otros documentos word y con el "miedo" tonto de la constante interrupción.

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  10. ¿qué libros te suscitaron cada uno de estos puntos? venga, mójate...

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  11. Los premios literarios están completamente "out of the question" en mi caso. Hubo un tiempo no muy lejano en que con los premios se "descubrían" a nuevos escritores. Ahora ya no es así, no hay ningún premio ahora mismo en el panorama literario español del que no recele. La corrupción ha saltado del ladrillo a la literatura.

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  12. Interesante decálogo. Super-de- acuerdo en el 3, tendría que ser como la ropa cuando no nos convence, además muchas veces nos dan gato por liebre. Y en el 2 que añadan el estado civil del escritor, yo soy muy de Hola y Pronto.

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  13. El premio de la Critica, Emma, no está muy apestado, pero es cierto que no descubre casi nunca a nadie nunca; el Nadal tampoco está mal, los más ridiculamente engañabobos, el Planeta, claro, y el Herralde y Anagrama

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  14. El Nadal está muy mal, Lansky, no me digas.

    El premio más sólido en cuanto a resultados en los últimos cuatro o cinco años es el premio Jaén de Novela, considero.

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  15. Al margen de que tú lo recibieras o no, ¿que opinas del Premio Ojo Crítico?.

    A mi me han servido para descubrir algún que otro creador interesante

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  16. No sabía que el Nadal había caido en descrédito, ya ves lo antiguo que soy. Lástima, supongo que tiene que ver con que Verges ya no está. Los del premio de Jaen me invitan siempre a asistir a la entrega, creo que se papea bien.

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  17. ¿Estás eun un país con uso horario distinto al de España?

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  18. De acuerdo con la afirmación sobre el Premio Jaén. Alberto, siento no poder escucharte esta tarde cerca del Duero.
    Salud y suerte!

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  19. Totalmente de acuerdo, sobre todo en lo que tiene que ver con el Premio Jaén de Novela y Gonzalo Torné.
    Alberto, siento no poder escucharte esta tarde al aldo del Duero

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  20. Irreflexiones: a un lector avispado, esos derechos se la refanfinflan, es decir, se la sudan. Ya cuando leí los derechos elaborados por Pennac me parecieron eso, de pena, sobre todo el primero: si no lees, cómo coño te puedes considerar lector, y a qué derechos te quieres agarrar. Y a los que tú has epigrafiado aquí, pues mira: Yo, que me considero lector avispado, y coalescente, y un poco tensaescrotos, digo que cuando compro un libro ya sé a qué género pertenece, sé más de él de lo que puedan decir las solapas, nunca lo devolvería porque lo remiro bien físicamente, no vaya a tener desperfectos, y si los tiene, lo mismo se convierte, pasados los años, en una joya, me dan igual las veleidades del autor a la hora de dedicar la obra, y sus recepciones universales, a veces merco libros para criticarlos, y ese derecho lo tengo, así como el de la suspicacia y el de cuestionar los premios, ganado en todos los aspectos de la vida,y sobre la corrección y la recepción incontaminada, allá cada cual. Estos derechos son un dechado de frivolidades, o, cuanto menos, una especie de estranguria ocasional. He dicho.

    Pd: Si lees best seller, a lo mejor te mereces no tener ningún derecho, opino.

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  21. Poder o no escribir una novela no tiene que ver sólo con el talento y el propósito, también es un problema de esfuerzo y capacidad de sufrimiento, como levantar pesos o el ciclismo en ruta. De todas formas, lo que caracteriza a la literatura actual no es que sea más autobiográfica o no 'ficcional' o menos experimental o más trans géneros, sino que es fiduciaria, o sea, que el valor de cualquier obra nueva depende del marketing y la empresa editorial, no del suyo en sí.

    (De mi blog y último post: el que no se hace propaganda no folla)

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  22. El Ojo Crítico (al margen de mi inclusión en su listado) es un buen premio. Y lo es por un único motivo: no da dinero.

    Sobre que al lector le den igual estos derechos: no sé tú, pero yo escucho bastante a menudo cosas como "pues que se lean entre ellos" de boca de lectores medios que abren un libro y empiezan a mosquearse con la sensación de convidados de piedra.

    Y, Lansky, a esto tuyo de aquí arriba. Bien es cierto, y trillado sobre todo, que el márketing blablablá. Pero también lo es que muchísimos autores pasan muchísimas horas haciendo lo mismo que hizo X o Z, y que resultó en una cierta fama y ventas, y no consiguen ni esa fama ni esas ventas, así que no hacerlo -yo al menos tengo un perfil muy bajo en cuanto a marketing myself- no es tan inusual ni desaconsejable; para puta también hay que valer.

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  23. 11- Derecho a que el producto en cuestión (el libro) exhiba en parte visible SU FECHA DE CADUCIDAD.

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  24. En cuanto a resultados, el Jaén quizá acierte. Pero no tengo claro que sea "tan limpio". En las dos últimas convocatorias han ganado "gente de la casa".

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  25. No digo que no, Alberto, de hecho, estoy de acuerdo con lo que me 'replicas', pero eso no invalida algo que yo decía mucho más grave: que el marketing es lo que 'caracteriza' a la literatura actual: el que no sale en la tele, el que no sale en babelia, el que no cita Reig...el que nno conoce a la Balcells (¿La conoces?)

    (Tu, como puta eres follable, no lo niego, y a buen precio, si me admites la metáfora)

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  26. y yo siempre 'trillo' mis comentarios. Es la forma (en Segovia también) de separar el grano de la paja

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  27. "Para puta también hay que valer".

    Muy bien dicho.

    Sobre los premios, siempre me ha llamado la atención el revuelo que generan los veredictos en poesía, mientras que en narrativa nadie mueve una falange porque, qué sé yo, a Mendoza le den el Planeta. Qué bien, y qué tranquilos, viven los narradores.

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  28. Me parece correcto como ejercicio literario pero, de mi parte, lo resumiría todo -para ambas partes- en un único deber: el de ser auténtico. Parece que a veces se olvida un aspecto tan primario y con tantos significados añadidos.

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  29. lamadredelcordero24 de marzo de 2011, 9:26

    ¿Puedo devolver 'Tierra desacostumbrada' por mala traducción? Mandé un mail de queja a la editorial y jamás obtuve respuesta...

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  30. Lansky, evidentemente el márketing es muy definitorio de la relevancia o no de un escritor en nuestros días. Sin embargo, habría que ver qué es márketing, o si acaso todo no es asimismo márketing. Quiero decir que Kafka y Camus, especialmente, son autores cuya fama se debe tmbién a una especie de márketing, o Salinger, o el propio Pynchon. Aunque no cuentan con slogan, cuentan con su propia leyenda.

    Creo también que el resultado final de tanta zarabanda no es tan angustioso. Según mi optimismo, es difícil que una buena obra, un buen autor, se vea ninguneado: lo normal es que se vea integrado. Eloy Tizón no es tan famoso como Javier Marías, pero su reconocimiento es innegable. Al menos mis autores favoritos de los últimos 20 años (Orejudo, Tizón, M. Vilas, Elorriaga) no son nombres que se hayan visto marginados.

    Ibrahim: creo que contemplas con demasiada cercanía el mundillo de los premios poéticos. Los de novela siempre han generado más escándalo. La diferencia, creo, es que los poetas son peores personas y arman más ruido, o un ruido más lesivo.

    Las traducciones muchas veces, anónimo, sí, habría que llevarlas a la oficina del consumidor.

    María, la autenticidad es un concepto romántico, muy estimable, pero que no da por sí solo en obras de altura. Creo que hay muchos escritores apasionados y puros de corazón que hacen, sin embargo, malos libros.

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  31. Llevas razón, pero yo no he dicho que el marketing sea malo en sí, sino, insisto, que es lo que define la literatura de hoy (en tiempos de Cervantes también había un proto márketing, que dominaban Quevedo y Lope, pero El Quijote fue un best sellers pese a ellos). Lo que la define, insisto, más que inguna otra cosa

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  32. Hombre, don Alberto. Es que los ecritores que no publican o los que prácticamente no publican se caracterizan precisamente por eso, porque casi nadie los lee. Un escritor que publica difícilmente puede ser considerado un marginado.

    Si usted hubiese vivido en tiempos de Pessoa probablemente no lo habría leído, si es que lo ha hecho.

    Kafka fue una maniobra publicitaria, pero póstuma según tengo entendido. En sus cartas me parece que se refiere a una crítica en la que dicen de su libro que "tiene algo del más puro estilo alemán". Menuda visión tenía el crítico aquél.

    No obstante, estoy de acuerdo conque la selección académica suele funcionar, al final para los lectores no es tan angustioso, quedarán algunos de los mejores. Lo peor es para el que intenta publicar y no puede, como le sucedió al ahora tan querido y admirado Roberto Bolaño. Dónde estaban los que ahora lo alaban cuando este señor ganaba lo justo para comer. Ah!, sí, ya recuerdo. Están redactando el artículo sobre el próximo inédito.

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  33. ¿Crees que los receptores de La Celestina el Libro de buen amor o el Quijote sabían qué género leían?

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  34. Otto, siento ser tan sincero: pero cualquier autor de editorial sita en una capital de provincia que no sea ni Madrid ni Barcelona, ni (piadosamente) Valencia, Bilbao... no sé, Sevilla, es directamente un marginado. ¿Cuántos libros conoces de la editorial Difácil, de Krk, de Pez de Plata?

    Gemma, los ejemplos concretos que señalas. Mira: La Celestina fue calificada en la propia cubierta del libro como "Comedia de Calisto y Melibea" y DESPUÉS como "Tragicomedia de Calisto y Melibea", lo que da muestras del deseo del autor y/o editor de indicar previamente a los lectores qué se iban a encontrar.

    El Quijote, por otro lado, se considera la obra inaugural de la novela moderna, por lo que no es muy justo esperar que fuera consciente de su propia propuesta. Sin embargo, la novela inglesa del XVIII, como las de Henry Fielding, tenían a gala indicar su ascendencia: en Joseph Andrew se indica que está escrita "a imitación de la manera del Quijote de Cervantes" y se incluye un prólogo sobre este extremo; en Tom Jones se indica -si no recuerdo mal- filiación expresa con el Lazarillo. Nuevamente todo busca dar al lector la obra dentro de una tradición o contexto o expectiva juiciosa.

    Dudo mucho que ni 1 de cada 1000 novelas actuales sean capaces de desmarcarse de las coordenadas de género que, al parecer, le siguen valiendo al Tristam Shandy, Jacques el fatalista, Filosofía en el tocador o decenas de obras más, de hace varios siglos, infinitamente más renovadoras y originales y extremas que las de nuestros días.

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  35. Alberto, yo estoy de acuerdo contigo en casi todo y me gusta la ironía que hay detrás de tu particular decálogo. Pero a mi, que soy una loca temática, lo del género me descoloca. Me encantaría seguir hablando contigo sobre lo que dices (creo que en el fondo pensamos lo mismo), pero sería alejarnos del tema central de tu post.
    Te animo, si tienes tabaco suficiente, a deleitarnos/me otro día con alguna entrada dedicada a este tema.
    (Si necesitas unas birras para acompañar, te las mando).

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  36. Me parece que sólo puedo darte la razón. No conozco a escritores que publiquen en ninguna de las editoriales que dices.

    De todas formas, hoy en día, la figura del escritor, suele ser marginal. De entre mis amigos, casi todos con estudios superiores y doctorandos, no creo que muchos hayan leído a Javier Marías, más allá de sus artículos, o, menos aun, a Eloy Tizón o a Elorriaga. Ni un largo etcétera de autores que están ahora mismo están en la brecha.

    Vuestra perspectiva es diferente, claro. Todo el día hablando de literatura y de escritores y de editores. El resto de los mortales apenas hablamos de literautra. Mi hermano y su novia, por ejemplo, hace un par de navidades me regalaron un libro de cuentos de Tizón (que por supuesto no leí, me aburrían); si hoy les preguntase quién es Tizón estoy convencido de que no sabrían responder. Y él es un crack en mates y ella está entre las diez primeras de su promoción en la facultad de derecho (además muy guapa; lucky Alberto, se llama como tú). Es decir, personas con logros académicos que deberían estar interesados por la cultura. Si ellos no leen, ¿cuál es el futuro de la literatura?

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  37. Hoy he tenido el inmenso placer de asistir a un coloquio de Juan Madrid, todo un señor, tengo que decirlo.

    Entre otras muchas e interesantes cosas que no vienen a cuento, nos ha hablado de su desencanto del periodismo.

    Si admitimos periodismo como género literario ¿cuál sería en este caso particular el decálogo?

    Pensadlo. Terrorífico ¿no?

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  38. Otto, soy perfectamente consciente de la irrelevancia de la literatura en nuestra sociedad, al menos en su envase tradicional, que son los libros (novelas, poemarios, ensayos).

    Anónimo, el género periodístico no existe, a mi modo de ver; forma parte de la "autoficción" social, o sea, es narrativa contemporánea.

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  39. Eso no es del todo cierto, Otto, yo soy ingeniero en informática.

    Puede que no tenga la [de]formación académica adecuada (el corchete indica opcionalidad), pero no leo, devoro, y no soy una excepción, al menos en mi entorno, aunque casi todas somos mujeres, ahora que caigo.

    Por cierto, su respuesta a lo del periodismo mancantao, Sr. Olmos

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  40. Para mí es revelante, es una parte importante de mi tiempo libre. De hecho, no sé por qué, es una intuición, creo que la figura del literato es necesaria y hasta imprescindible, pero está en crisis. No por falta de talento, sino por falta de gente que sepa apreciarlo.

    Anónima, depende del entorno. Pero no sé, en mi familia hay un importante cardiólogo, un catedrático de matemáticas, diversos abogados y una pianista, entre otros, para quienes la literatura son unos cuantos títulos que esgrimen casi sin haberlos leído. Y para mis amigos lo mismo. Hay quien dice que se leyó El Quijote en un día, ¡ja, ja, ja! Los que lo hemos leído sabemos que se tarda un poquito más. Y no me parece mal ni bien, pero creo que son pocos los que leen novela, poesía o teatro con regularidad. Me pregunto si el teatro será la primera de las disciplinas en caer en el olvido.

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  41. Pues si te parece que el interés por la literatura es minoritario, ya verás lo que nos depara la generación ESO.

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  42. De acuerdo con Otto,

    Escritores y literatos son aquellos que observan y reconocen a los "freaks" de su tiempo ( o de otro tiempo) y escriben sobre ellos o leen a los que escriben sobre ellos. Ven lo raro, lo retorcido del alma humana, lo sublime, lo puro si me apuras (y como está la ficción de por medio, para los demás son tan sólo tipos que "leen o escriben historias"). Son tan necesarios como los pediatras y mucho más importantes que los pianistas.
    Pero pocos pueden apreciarlo.

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  43. Sinónimo de ofender2 de abril de 2011, 13:54

    a mayor gloria del desocupado lector... muy bueno. Por desgracia, a muchos escritores se les olvida que, en cierta manera, escriben porque otros leen, venden porque otros compran: que hay lector, vaya, aunque a ellos sólo les preocupe la gloria del desocupado escritor que llevan dentro.

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