lunes, 18 de julio de 2011

Síntesis, o lo demás es literatura

La brevedad de las novelas de Alejandro Zambra puede servir como prueba del estrechamiento que vive hoy en día lo específicamente literario. La obra de Zambra parece querer ser lo que sólo la literatura puede ser, y si a menudo sus libros apenas superan las 100 páginas se debe a que la literatura contemporánea puede ser muy pocas cosas. (1)

Mantener viva la literatura ha de entenderse como el esfuerzo por escribir libros que, dentro de cien años, digan todavía algo; algo que no dijeran los libros escritos cien años antes. La literatura perdurable parece compartir una cualidad muy exacta: nos habla del tiempo en el que fue escrita; es, en verdad, el tiempo en el que fue escrita, su voz, su alma, su esencia.  La literatura que "envejece" es aquella que, en el transcurso de los años, ve confirmadas sus intenciones. Si Cervantes escribió el Quijote "para poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías", su obra ha sobrevivido precisamente en la medida en que su intención ha sido olvidada. Jugando con las palabras, podemos decir que la intención es una intuición que queda atrás cuando el resultado la sublima, es decir, cuando esa intención es sólo una herramienta para alcanzar un significado que la excede.

Si el Quijote fuera efectivamente una obra que trata de poner en ridículo las novelas de caballerías, a día de hoy no le interesaría a nadie (2). Esto nos lleva a proponer que una obra escrita hoy mismo y cuya intención expresa fuera denunciar o retratar la adicción a Internet podría muy bien convertirse en clásico en la medida en que el análisis de la adicción a Internet fuera recibido por los lectores del futuro como el elemento deíctico de la obra, aquel que nos informa de cuándo fue escrita, pero no como su sentido primordial, su "mensaje".

Por otro lado, las Grandes Intenciones en una novela son las más difíciles de ocultar, motivo por el cual las novelas escritas con aspiraciones grandilocuentes nunca dejan atrás su propio punto de partida, y sólo perduran si lectores futuros las utilizan para refrendar su propia soberbia intelectual. Me refiero a novelas escritas para analizar "la angustia del hombre", "la Guerra Civil Española", "la libertad", "la muerte", "el mal"... Una novela que trata sobre "el mal" es una novela muy inferior a una novela que trata sobre festivales de música, porque la única novela de las dos que puede finalmente decirnos algo sobre el mal es la que nos permite interpretar y reinterpretar su intención, y la primera no puede.

Las grandes novelas se han hecho sobre escarabajos, magdalenas y patatas.

Así las cosas, la novela de hoy que se leerá mañana (un lejano mañana) irá sobre festivales de música, sobre Internet, sobre tecnología, sobre viajes en avión en verano o sobre un señor que da clases de yoga. Sobre algo que admita ser representado [representar. Del lat. repraesentare. 7 tr. Ser imagen o símbolo de algo, o imitarlo perfectamente].

Las novelas de hoy que no traten del hoy serán olvidadas o incluidas en el estante del formol, pues hay tres tipos de novelas en relación a su deterioro: las que envejecen, las que se mantienen jóvenes y las que están siempre sumergidas en formol. Esta última categoría nos habla de novelas que nacieron viejas, cuyo momento de escritura es confuso o directamente ilocalizable y cuyo destinatario particular fueron los muertos: una novela que podrían leer las personas cuyo tiempo ya se detuvo (3). Las novelas de Grandes Intenciones suelen ser novelas en formol, asimismo.

La buena literatura se escribe para que no la entiendan las muertos. Lo que incluye: palabras y usos verbales que no se utilizaban hace cien años, objetos desconocidos hasta hace unas décadas, referencias culturales e históricas propias, modos de narrar incomprensibles para un lector milagrosamente resurrecto.

Así las cosas, la narración literaria de nuestros días no compite con la novelística del pasado, ni con las nuevas formas de narrar con las que convive, sino con su propia lectura: que esa lectura exista.

Y para que exista volvemos al principio del post: qué puede ser la literatura; qué puede ser específicamente la literatura.

Poca cosa.

Porque no puede ser, no puede incluir (no puede, puede, y por eso agoniza) descripciones: dedicar páginas y páginas a contarnos que una casa tiene tres habitaciones, pintadas de tal o cual color, o páginas y páginas a prosopografías; biografismo: páginas y más páginas a consignar fechas de nacimiento y nombre de los abuelos y títulos universitarios; Historia: páginas y más páginas a relatar batallas de la Segunda Guerra Mundial, ascensos al poder, porcentaje de votos; omnisciencia: páginas y páginas sobre lo que sienten o piensan los personajes; personajes: páginas y páginas a crear al personaje mediante el recurso de hacer pasar al lector tiempo con él, lo que obliga a páginas y páginas de personajes tomando café y poniéndose camisetas, llamando a un taxi, "apretó el botón del cuarto y se miró en el espejo y se ajustó la corbata"; curiosidades: páginas y páginas sobre el síndrome POEMS, el problema de Dirichlet o el equilibrio de Stackelberg; tramas: planteamiento nudo y desenlace.

No puede (puede, claro) porque: las descripciones por escrito en un entorno audiovisual confirman al lector la minusvalía literaria -porque existe Google Images-; las biografías de los personajes no aportan nada al lector -porque tiene 1000 amigos en Facebook-; la Historia de la Humanidad no es lo que queremos leer -porque hemos ido a la Universidad y leemos el periódico y libros de Historia-; los personajes son apenas un boceto -porque en dos planos Omar Little en The Wire es un personaje; las curiosidades podemos encontrarlas todos por cientos en la Wikipedia; la omnisciencia es ridícula -porque no hay Dios y hay I-pods, I-pads, atención al cliente, customización y cartas personalizadas: queremos al individuo-; las tramas son todas televisivas -porque hay miles de tramas de consumo rápido en miles de películas y capítulos de serie de televisión y la trama de una novela sólo es buena en la medida en la que se puede hacer un filme con ella-.

Ni descripciones, ni biografías, ni Historia, ni personajes, ni curiosidades, ni omnisciencia, ni trama: lo demás es literatura.

100 páginas.

¿100 páginas?

300 como mucho.

300 páginas de lo que sólo la literatura puede ser.

A saber: idioma e ideas. O: metáforas y reflexiones. Síntesis, en suma. Decir y no contar. Crear y no contar. Poesía. (4)


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1. Tolstoi, Dostoievsky o Flaubert aún podían escribir descripciones.
2.Pamela, de Samuel Richardson, fue escrita con la intención de prevenir a las criadas frente a los deseos libidinosos de sus señores. Y ahí sigue.
3. Un ejemplo de novela en formol es mi obra "El estatus".
4. Novelas de nuestros días son "Alma", de Javier Moreno o "Una belleza vulgar", de Damián Tabarovsky.

44 comentarios:

  1. +1. Y emocionado por el uso del adjetivo "deíctico".

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  2. Es lo que yo busco. Aunque a veces se encuentran ideas también, y metáforas, en las novelas en formol.

    Oche

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  3. La imagen y la palabra no son intercambiables. Ningún Google Images me va a ofrecer las estampas descriptivas de Berlín de Isherwood. Porque para empezar son lenguaje. Ninguna serie ni ningún Facebook me da la experiencia de un personaje a la manera en que lo hace una novela, o a veces incluso un cuento, y dicha manera no consiste necesariamente en mostrar cuántas camisetas se pone. Coetzee brega con Grandes Intenciones, y no se le da nada mal. Y también bregó Camus con El extranjero, y mira.
    No creo en generalizaciones.
    Un saludo, Alberto.

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  4. Un último apunte, puesto que puede sonar raro afirmar que hay una Gran Intención en El extranjero: ésta era destruir la posibilidad de que la hubiera. Pero ello no deja de ser una Gran Intención.

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  5. Gracias por los comentarios.

    Elvira, evidentemente una descripción que no busque tanto describir como ser una pieza verbal expresiva se cuenta entre mis pasajes favoritos de cualquier libro; pero no la descripción clásica de los Dostoievskis, que no es más que un útil inventario para lectores que nunca han visto un palacio o una gramola. Lo mismo vale para biografías, sentimientos de personajes y demás. Decir: "Me siento viejo" frente a "el tiempo me fue descosiendo", por ej.
    Personalmente (y estoy seguro de que tú has analizado mejor que yo la obra: "desadjetivada", no "casualidad") creo que Camus escribió El extranjero como una obra sobre un tipo que se aburre y se baña en el mar, sabiendo que eso podía ser una gran obra pero no pensando en la dirección en qué iba a ser una gran obra. Coetzee, por su parte, bien podría haberse puesto a escribir Desgracia después de acostarse o no acostarse, pero pensarlo mucho, con una alumna de su clase en la universidad, motivación real de la gente real, que da en novelas así de Grandes porque se investiga a partir de esa minucia, se escribe a ver qué hay detrás de algo pequeño.

    Todo lo cual no obsta para reconoceros que este post lo tengo que pensar y repensar, y poner en cuestión yo mismo, que aún no me estoy de acuerdo.

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  6. De acuerdo en todo, salvo en lo de la extensión. Es posible escribir novelas de mil páginas a base de digresiones, reflexiones y prosa, a la Marías o a la Proust.
    De acuerdo, también, en que las novelas con grandes intenciones suelen ser solemnes y acartonadas. Responden antes de siquiera haber preguntado.
    De acuerdo, pero no tanto, en lo de que hay que rehuir la narratividad-trama. Pocas novelas tan clásicas como Una belleza vulgar (claro, salvo que el personaje es una hojita, lo que muestra que las grandes tramas y epopeyas no son más que formatos). Más difícil que rehuir la narratividad es encontrar una que sea diferente, particular e intransferible.

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  7. ¿cómo que "y si a menudo sus libros apenas superan las 100 páginas"? pero Alberto, si Alejandro tiene 2 libros nothing more

    besos

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  8. yo otra vez
    ¿esto no lo dijo ya Vicente Verdú hace algún tiempo?

    huelga decir que opino lo mismo que tú y que Vicente.

    casualmente estoy leyendo alma (a ratos)

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  9. Danilo, Zambra tiene un primer libro de 110 páginas o así, otro segundo de 96 páginas o así y un último de 150 páginas más o menos. Bonsái. La vida privada de los árboles. Formas de volver a casa. Tres libros.
    Yo creo que para el cuarto volverá en sí y hará otro de 100.

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  10. Pues, sí. Verdú dijo algo similar y yo he tratado de concluir algo distinto, pero no me ha salido, que es lunes y tengo la cabeza atontada.

    Hay mucho que añadir.

    Por ejemplo que Verdú "se equivoca" (lean cursiva en las comillas) cuando dice que la novela no tiene sentido cuando en la tele echan tantas historias todo el tiempo. Y se equivoca en dos direcciones: la primera, que ningún lector "de verdad" (aquí lean... no sé) lee un libro por la historia, ni siquiera La Ilíada o el Quijote; y en segundo lugar: porque justamente las novelas que se escriben para contar historias a la pata la llana y atrapar al lector siguen vendiéndose "como churros" (whatever), de modo que en realidad hay un debate mucho más complejo, que debería especificar primero de qué literatura estamos hablando y, después, de que lectores estamos hablando.

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  11. Comparto casi todo lo que dices. El problema surge con ciertos discursos sobre la así llamada "literatura de hoy" que transitan con una ligereza digna de mejor causa de la inflexión propositiva a la inflexión prescriptivo-imperativa. No creo que sea el caso del post, por si fuera preciso aclararlo.

    Estoy bastante de acuerdo con la idea que expresa la anterior comentarista: imagen y palabra no son intercambiables; casi nunca lo son, más allá del mantra reiterado hasta la extenuación por el ejército de publicistas sin sueldo de la HBO que pueblan Internet.

    No sé si el ejemplo es apropiado, pero ahí va. El otro día volví a leer 'Las cosas' de Perec (1965). A medida que avanzaba en la lectura –y, como diría el viejuno Northrop Frye, iba apropiándome del texto– mis ojos se fueron abriendo como platos. No podía creer que el texto de Perec se dejara leer como un certero análisis clínico de los resortes psicológicos que, exteriorizados en comportamientos irracionales concretos (individuales), han conducido, junto a otras muchas causas, a la catástrofe económica que estamos viviendo actualmente (actualmente en cursiva).

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  12. Clement Cadou: eso más que apropiarse del texto es expropiarlo.

    Con todos mis respetos, es como si yo veo en El asno de oro (donde hay una escena, siglo II, creo, de sexo que parece sacada de una película de los 90) el anuncio de la liberación sexual de la mujer...

    ¡Menos lobos!

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  13. En Dostoievski la descripción acompaña siempre a la locura de los personajes y de la propia escritura. No es lírico, pero el ritmo es frenético y loco, incluso cuando describe samovares. Lo que está ahí en primer plano es literatura.
    Si mal no recuerdo, Camus escribe a la vez El extranjero y El mito de Sísifo (ambas obras se publican en 1942). Se me hace difícil pensar que alguien que estaba reflexionando sobre el absurdo se dedicara, al mismo tiempo, o un poco antes o después, a escribir las movidas de un hombre que simplemente se aburría. Su escritura está demasiado pensada (no hay apenas nexos causales, como bien apuntas; el paisaje es siempre un sol tan bestia que hace del entorno pequeñas islas absurdas, etc.). Además hay un paralelismo con El idiota en la construcción del personaje de Mersault (ambos son tan coherentes con lo que piensan que parecen subnormales) y con Crimen y castigo, tanto en la manera en que se comete el crimen, gratuito en ambos casos, como, sobre todo, en el juicio, donde Mersault expone su sistema de valores (de antivalores, más bien; en ese sentido el libro parece una reinterpretación de la manera de abordar el asunto de Dostoievski). Te cuento esto porque me parece difícil creer que Camus, tan leído él, no tuviera de una manera u otra ciertas Grandes Intenciones en su cabeza, que además, y en su caso, es lo que le ha hecho en parte perdurar. El extranjero fue inmediatamente reivindicado por Sartre y demás. Es decir: fue reivindicado por su Gran Intención. Y a día de hoy ésta permanece. También creo que la novela no sería nada si Mersault no fuera como semilla el propio Camus en Argelia ligando con una tipa en la playa. La Gran Intención, por sí sola, no es poderosa. El cuerpo, el verbo, se lo pone, como dices en el post, las magdalenas, y supongo que lo mismo ocurre con Coetzee: tal vez se lió con una alumna, o pensó en hacerlo, o presenció un caso, pero en el momento en que se va con su hija granjera y ocurre lo de la violación y demás aparece el Gran Tema de Sudáfrica, y no con oportunismo, sino porque seguramente eso es también cotidiano para Coetzee. Lo que quiero decir con este rollo que te estoy echando es que me cuesta mucho pensar que se pueda separar, de la manera en como lo expones, los elementos que conforman un libro, y que las generalizaciones siempre van a pecar de inexactas. El mismo Coetzee es un gran escritor de personajes, personajes que no pueden trazarse de ese modo en una serie o una peli, pues en esos formatos se pierden elementos que sólo pueden desarrollarse en una novela. O en un cuento.
    Perdona que me haya extendido tanto. Pasa una buena tarde.

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  14. Idioma e ideas. Cuanto mejor la idea menor falta hará el idioma, cuanto mejor el idioma la idea será más "lo de menos".

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  15. (risas shakesperianas), pero insisto. Entonces, para ilustrar la idiocia de muchas personas que un buen día se levantaron y se colgaron el cartel de "víctimas del capitalismo financiero" o de alguna cosa similar –y no de su propia imbecilidad como consumidores y propietarios de entelequias a crédito–, ¿es necesario llenar el texto de swaps, depósitos estructurados, subprimes y demás? Saludos.

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  16. ¿Pero a quien le importan todas estas cosas? Que tu novela se hunda en formol y salga a flote, ya no depende de tí ni de tus criterior ni de tu teorización sobre la novela, depende de los lectores y de tu compromiso contigo mismo. Lo único que cuenta es escribir, no entiendo por qué hay tanto afán por ponerse una linda inscripción en la lápida antes de tiempo, si lo más probable es que cuando todos los que comentan aquí estén muertos, nadie se acuerde ni del último premio planeta, ni de Granta ni de nada.

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  17. Elvira, dice Tolstoi: Es más fácil escribir una novela sobre Napoleón que una historia sencilla sobre personas normales. La gran intención es la del que dice que va hacer (o ha hecho) una novela sobre Napoleón para comprender el Poder Omnímodo; o una novela sobre el Padre. El gran texto clásico sobre padres es la "Carta" de Kafka al suyo, y realmente no quería otra cosa que hablarnos de su padre, un tipo que nos importa mucho menos que Napoleón.

    Entiendo por tanto que, como se afirma a menudo, los buenos escritores escriben para saber lo que quieren decir, incluso lo que se puede decir, no para decir a ciencia cierta Grandes Cosas.

    Camus, es mi interpretación gratuita, vio que, en un hombre al que le da mucho el sol y al que le pones una pistola en la mano, había una concentración de significados que iba más allá de lo que podía comprenderse, y por eso sólo podía literaturizarse. Nada que ver con Los caminos de la libertad (!) en tres (!) volúmenes, de Sartre, una obra tan ambiciosa, respetable y elevada que es muy complicado encontrar a alguien que la haya leído.

    Sería estupendo para la charla encontrar testimonios de intenciones en las grandes obras. En realidad, tristemente, casi todas las obras clásicas se hicieron para ganar dinero. Dostoievsky mismo escribió la mitad de su obra para cubrir deudas: esa era su extraordinaria intención. "El guardián entre el centeno" se publicaba por entregas en un periódico (o revista, no sé), lo que no concuerda especialmente con suponer que Salinger vio venir "la Gran Novela sobre la Adolescencia". Baroja me parece el mejor novelista español del siglo XX, y lo único que hacía en la mayoría de sus novelas era empezar a narrar lo primero que había visto en la calle. No creo que "Lolita" se escribiera por otro motivo que por el afán de saber qué misterio esconde la atracción sexual por las muchachas. Etc, que también yo me alargo.

    Muchas gracias por tu comentario, que ennoblece este blog después de las cuchufletas del último post.

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  18. Ahí va un testimonio. Se trata de una carta de Dostoievski al parecer previa a la escritura de Los demonios, según la Wikipedia:

    "Espero mucho de lo que escribo ahora en El Mensajero Ruso, no sólo desde el punto de vista artístico, sino también en lo que respecta a la calidad del tema: desearía expresar algunos pensamientos, aunque por su causa debe sufrir el arte; pero estoy de tal modo fascinado por las ideas que se han acumulado en mi espíritu y en mi corazón, que debo expresarlas aunque sólo pueda lograr un opúsculo; es lo mismo, debo expresarme".

    Foster Wallace habla mucho y bien de este asunto en El Dostoievski de Joseph Frank (Hablemos de langostas).

    En realidad estoy en líneas generales de acuerdo contigo. Es una cuestión de matices. De no creerme las generalidades, como ya he explicado. Camus me parecía un buen ejemplo de lo que trataba de decirte.

    Gracias a ti por la fuerza de tus post.

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  19. Joder!!! esto se parece al blog de Vicente Luis Mora!!!! (he tenido que saltarme comentarios). El comentario empieza a ser todo un subgénero literario, tiene unas reglas básicas, por ejemplo: no exceder en extensión el 8% del propio post :)

    Por cierto, tienes razón, mis excusas, donde escribiste Zambra, por no sé qué razón, leí Pablo Gutiérrez. A Zambra no lo leí.

    Lo que dices de Verdú... no sé, en su momento el decálago de Verdú me pareció una revelación incontestable.
    Un abrazo!

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  20. ¿Y qué me dices de "Las correcciones" de Franzen?

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  21. Creo que otorgarle a Internet o las últimas tecnologías la dimensión de afectar a la Literatura es caer en el deslumbramiento bobo que ciega hoy a todos. Si hubo poesía despues de A, por qué no va a haber descripciones después de Google Images. Etc.
    ¿Grandes Intenciones? Por supuesto. Yo voy con pistola a la playa.

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  22. Yo lo firmo todo excepto lo de la trama, lo que es la estructura, y todo lo legible ha de tener estructura, que el autor o el lector no se den cuenta de ello es otra cosa.

    El comentario de blog y de foro es un subgénero en toda regla desde que Dios creó Internet.

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  23. Olmos, me parece mucho más interesante tu blog cuando -por fin- hablas de literatura que cuando te defiendes de cuchillos y serpientes.
    A seguir así.
    Por cierto, a ti y a Elvira Navarro: ¿no podéis quedar en un bar y compartir vuestras ideas sin tener que teclear? Buscáos un trabajo serio.

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  24. Yo secundo todo, sobre todo el comentario anónimo de las "locas esquizofrénicas". Es muy gracioso.

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  25. Hola:
    Parte de mi trabajo es la lectura de manuscritos, y no puedo dejar de daros la razón. Lo que al final uno busca es esa verdad que subyace en el texto (en las palabras, mejor), y que (casi) nunca es La Gran Verdad. Es curioso que muchos de los best seller actuales (de los que se escriben con tal intención), precisamente, lo que pretenden sea revelar esa gran verdad que va a cambiar nuestro concepto de la historia o la humanidad.
    Elvira, me interesa eso que escribes de que los personajes, tal como los plantea Coetzee, en otros formatos no podrían reflejar ciertos elementos, y no que los reflejen "de otra forma". En cualquier caso, como autores, esos elementos propios de la novela anterior a la Segunda Guerra Mundial, y que eran centrales, y que concidimos en que ahora pueden estar fuera de lugar, cumplían al mismo tiempo una función posiblemente secundaria pero técnicamente relevantes; algo así como el relleno (sin sentido despectivo). Sin ellos ¿Todo en la novela ha de ser entonces significativo? No tengo tan claro que el futuro de la novela pase por su eliminación y no por su sustitución.

    Abrazo.

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  26. And à la fin de l'envoi, poetry rules.

    Poetry do carallo. Rules.

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  27. [Nota al pie: encuentro legítimo creer, y creo, que cualquier ser vivo que se toma la molestia de aprender un sistema de escritura para dejar huella de algo, algo que no es la contabilidad o el comercio de cabras, atesora pequeñas grandes intenciones, grandes males, grandes remedios y, desde luego, grandes esperanzas. No puedo exponerlo con ejemplos ahora. Lo creo. Ser escritor, por muchos escarabajos y magdalenas triturados y mezclados que uno se tome como fuente de inspiración, ser escritor supone una Intención en sí.Una de las Grandes.]

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  28. Por otro lado, Así las cosas, porque no puede ser.

    ¡Y dale con las comas a principio de párrafo!

    Avisa cuando te den el Premio Jaen de Novela, Olmos. Que lo de Camps ya se ha acabado.

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  29. ¡Y no te enfades porque te critiquen, hombre!

    ¡Si eso es muy bueno para pulir errorcillos!

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  30. Alessandro Spillari P.20 de julio de 2011, 0:50

    El post más los comentarios de Elvira, Alberto y los otros cuerdos, es quizás uno de los mejores que he leído... ¿No será que la buena literatura debe ser como la vida? ¿No todos vivimos pendientes de nuestras grandes intenciones mientras nos levantamos, nos bañamos, nos lavamos los dientes, etc..? Como que las intenciones van implícitas en la inercia, ¿no?

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  31. Alessandro, el diagnóstico de nuestro eminente Dr. Rawk es el siguiente: demasiadas birras.

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  32. Ya que no te has apiadado de mí no me ha quedado más remedio que feriarme un par de libros tuyos. Como no me gusten, prepárate para ser conocido, que en verdad haré que te duelan hasta las gónadas.

    Lectora esquizooide

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  33. Aviso: efectivamente en este blog se borran comentarios. Se borran alegremente. Sin dudarlo. "Si queréis democracia id a un jodido pleno de Ayuntamiento".

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  34. MUY agudo lo de poner en los grupos que te gustan y los que aborreces a los Beatles (perdón, the Beatles), y más agudo todavía lo de poner en tus libros favoritos las cuatro virguerías que has escrito.

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  35. olmos: 1. eres feo. 2. ¿Escribes? ¿Te va bien?

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  36. Dice el director Greenaway que el cine ha perdido su fuerza y creatividad porque todas las pelis son ya básicamente novelas narradas audiovisualmente, y propone que el cine vuelva a una estructura mucho menos literaria y exprese, o ponga más énfasis, en aquello que solo el cine puede expresar. Es curioso que las novelas actuales sean también guiones de cine, fragmentados prácticamente en escenas. Pienso que la novela contemporánea, en el mismo sentido de lo que decía Greenaway, debe esforzarse más en aquellos espacios en los que su fuerza destaca por encima de cualquier arte. Básicamente pido una vuelta a la metáfora salvaje, a los diálogos ocultos, a los espacios tiempo-lugar deslocalizados, y también a la sangre, a lo primigenio, al sabor del miedo al enfrentarse a una página que te revela algo que no quieres ver. La novela debe ser todo aquello que no puedes o no quieres ver.

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  37. Muy bien expresado, señor. En realidad este debate tiene ya sus años, pues al menos Kundera en El arte de la novela ya hablaba de esforzarse en hacer novelas que no puedan adaptarse al cine.

    Respecto a las películas, creo que el poderío del cine asiático en los últimos años se debe a que apuestan todo a la imagen, y no abusan de los diálogos ni de esa patología de la mediocridad que es la voz en off (imprescindible si haces una película española).

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  38. "...que los cuentos unos encierran y tienen la gracia en ellos mismos; otros, en el modo de contarlos" - De El coloquio de los perros.
    De acuerdo con E. Navarro en el riesgo de las generalizaciones, que vienen a ser en la crítica (y aquí mi acuerdo se va con el señor Olmos)lo que las grandes intenciones en literatura: abstracciones, conclusiones, respuestas alcanzadas antes de (y, por tanto, en lugar de )las preguntas y los juegos. Y entonces, ¿para qué jugar?

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  39. Perdona la re-insistencia (olvidé poner algunas citas):

    "(...) sin atreverse a mirar cara a cara aquella especie de delirio lamentable que iba a convertirse en su destino, su razón de ser, su consigna, maravillados y casi sumergidos ya por la amplitud de sus necesidades, la riqueza expuesta, la abundancia ofrecida"

    "En el mundo en el que vivían, era casi de rigor desear siempre más de lo que se podía adquirir (...)"

    "Y a veces, sumiéndose en aquellos sueños colectivos, sin querer despertar de ellos, antes prolongándolos sin cesar con una complicidad tácita, acababan perdiendo todo contacto con la realidad"
    (y más)
    (G. Perec, Las cosas).

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  40. Recién empezado "Si una noche un viajero" de Calvino (original comienzo, todo sea dicho) me ha estallado en la cara esto que creo es concordante, en cierta medida, con lo que se pretende expresar:

    "Las novelas largas escritas hoy acaso sean un contrasentido: la dimensión del tiempo se ha hecho pedazos, no podemos vivir o pensar sino fragmentos de metralla del tiempo que se alejan cada cual a lo largo de su trayectoria y al punto desaparecen. La continuidad del tiempo podemos encontrarla sólo en las novelas de aquella época en la cual el tiempo no aparecía ya como inmóvil y no todavía como estallando, una época que duró más o menos cien años, y luego se acabó."

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  41. Me tengo que releer Si una noche de invierno un viajero...

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  42. En realidad Kundera iba más lejos en "Telón", acercándose en cierto modo en sus planteamientos a la visión de Verdú o la tuya propia. Kundera dice allí varias cosas interesantes, pero me quedo con dos: que la novela no es un género literario, sino una de las artes en sí misma. Comparte la palabra con los diferentes géneros literarios, pero sus objetivos poseen una esencia artística que entronca con la de la música, la pintura, la arquitectura o la fotografía. En segundo lugar, que como forma de arte debe ser testigo de su tiempo, ruptura y motor, y debe completar ese mapa humano del que tanto se habla porque esa capacidad es justo la que la diferencia del resto de las artes.

    Yo creo que el problema de la novela de hoy como forma de arte es el mismo que tienen todas las obras artísticas del resto de disciplinas: que las hay buenas y malas. Tenemos que lidiar con la proliferación de intentos fallidos y en contra de nuestro esfuerzo está el hecho de que el Tiempo, con mayúscula, no ha tenido aún oportunidad de filtrar. En tiempos de Camus, o Flaubert, o Dostoievski, también había un huevo de señores y señoras que escribían subproductos con corrección pero sin ningún valor artístico, y todavía más escritores que, más que con la mano, parecían rellenar sus cuartillas con el orto. Hoy hablamos de los que prevalecieron por sus valores y por el éxito de sus planteamientos, pero de la legión de imitadores contemporáneos no sabemos ni los nombres.
    Y en esas estamos, leyendo (y escribiendo quien corresponda) con cabezonería y esfuerzo, aguantando críticas injustas que descalifican una generación entera a partir de los muchos -necesarios e inevitables, coño- experimentos fallidos, argumentando la pobreza de los objetivos en base a nuestra dependencia a la red o a lo imbricada que se encuentra la propuesta artística contemporánea con la realidad social, como si internet fuera una droga de segunda clase o los señores y señoras que luchaban por escribir sus cositas en el pasado no vivieran también en sus propias realidades y eso no fuera, precisamente, lo que los hacía grandes.
    Creo también que es posible escribir una novela con la intención de crear arte partiendo de estaciones distintas y pisando vías diferentes; teniendo claro el concepto de novela como creación artística, la utilización de unas herramientas u otras determinan sólo el tipo de vehículo que se escoge para transitar el camino. Comparto los principios estilísticos que defiendes pero creo también en la utilidad de sus contrarios; que un manifiesto posmodernista nace a tiempo pero también caducado, porque nuestro tiempo se mueve a un ritmo vertiginoso y los que hoy vivimos en la red sólo somos una década mayores que los chicos que, mañana, se hartarán de toda esta mierda y volverán a la calle y los bares y buscarán y transitarán formas estilísticas nuevas y diferentes.
    Pero además creo que en la novela no podemos empeñarnos en vivir en un estilo, en el anterior o en el que lo sucede, sino abrirnos a una realidad plural en la que caben simultáneamente experimentos formales como la nocilla, vueltas y revueltas al puñetero infrarrealismo o el costumbrismo visceral de algunos creadores americanos.

    Disculpad la dispersión, la longitud del mensaje y los errores, pero escribo mientras muevo con el pie el carrito de mi bebé, y el jodido ha amanecido hoy revolucionario. Cualquiera se para hoy a corregir.

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