Francia, que a lo largo de los siglos se convirtió en el complejo de los extranjeros. Eso casi pide un psicoanálisis. Hombres embobados con Francia, naciones enteras hechizadas por Francia, una Francia mitificada, un París legendario. En América me encuentro a cada paso con esa exclamación insensata: !Ah, París, ah, París! Pero en nuestro propio patio también se eleva este altar y se implora, se salta, se bailotea, se hacen reverencias y contorsiones; y ya no diré nada sobre ese delicioso afrancesamiento de segunda mano, esa tan incansable imitación practicada por los distintos señores (...), la cual también es una incansable postración ante el mito.Fragmento de un libro que tienes en tu roulotte, creo.
Perdona que dé así por culo:
ResponderEliminarFrancia, que a lo largo de los siglos se convirtió en el complejo de los extranjeros. Eso casi pide un psicoanálisis. Hombres embobados con Francia, naciones enteras hechizadas por Francia, una Francia mitificada, un París legendario. En América me encuentro a cada paso con esa exclamación insensata: !Ah, París, ah, París! Pero en nuestro propio patio también se eleva este altar y se implora, se salta, se bailotea, se hacen reverencias y contorsiones; y ya no diré nada sobre ese delicioso afrancesamiento de segunda mano, esa tan incansable imitación practicada por los distintos señores (...), la cual también es una incansable postración ante el mito.Fragmento de un libro que tienes en tu roulotte, creo.