Bajo la coordinación y supervisión de Alberto Olmos (Segovia, 1975), Caballo de Troya ha decidido subirse al tren de los recientes ejercicios narrativos estrechamente ligados con el hipertexto, Internet y las nuevas tecnologías. Una tradición que encuentra sus orígenes allá por 1990 con la publicación en Eastgate de ‘Afternoon, a Story’, novela de Michael Joyce —«el Homero del hipertexto», como de él dijera la publicación alemana Der TAZ— fervientemente defendida por Robert Coover; y que para el caso español ha generado ficciones más o menos rupturistas como puedan ser el relato de Jordi Carrión de 2007 que lleva por título ‘Búsquedas’ (apócrifas entradas en Google cuyo objetivo es el trazado de pasadizos entre Andalucía y Cataluña), o esa otra novela inicialmente publicada como entradas para un blog compartido y posteriormente editada con el —acaso petulante— nombre de ‘Hotel Posmoderno’ (2008).
Lo que Olmos propone en ‘Algunas ideas buenísimas que el mundo se va a perder’ pasa por una provocación al concepto de lo literario, pues a diferencia de ‘Hotel Posmoderno’, las entradas de los distintos blogs aquí recogidos no fueron escritas con el objeto inicial de su aparición en papel. En palabras del autor de ‘Tatami’, y siguiendo cierto postulado estético según el cual la literatura deviene expresión perversa de la sentimentalidad en tanto que entronca con unas formas prefiguradas, los blogueros que alimentan las piezas del libro constituyen «un puñado de voces sin excesiva ambición literaria pero, quizá por eso, cargadas de honestidad». Ergo, precisamente por ello, sería errado pretender aplicar una metodología crítica convencional aquí, dado que aquello a lo que nos enfrentamos no es literatura en un sentido estricto (o lo que es igual, sus autores no parten con una voluntad explícita de ser catalogados bajo esta etiqueta), sino más bien cierta conjunción de piezas netamente confesionales, las más de las veces salpicadas de desaliento y rabia típicamente urbanitas: razón suficiente para poner de muy mal humor a quienes decidan decodificar ‘Algunas ideas buenísimas...’ como un signo más de la colonización cibernética (los ratos muertos que ello implica, así como su capacidad para atraer información basura) sobre esa otra cultura condenada a elevar el estado del alma.
Habida cuenta del actual debate reabierto en torno a la ontología de los géneros, sorprende el gesto de la editorial de no presentar el libro como novela fragmentaria, sino solo como novela (sin ninguna otra etiqueta) cuyo argumento descansa en la «existencia en medio del desierto», por lo que en todo caso convendría ser clasificada como «novela conceptual». También hay en ‘Algunas ideas buenísimas...’ auténtico compromiso con la actualidad en esa tentativa de Olmos por convertir en género literario los estados en Twitter, o en prosa los spam de mendicidad electrónica desde supuestos países tercermundistas. De igual modo conviene destacar la profusión de ideas acertadas provenientes de voces anónimas, siempre a través de idiolectos ingeniosos, relajados, cínicos y epigramáticos como eslóganes; a saber: «todos querríamos que nuestras tonterías fueran leídas por una cantidad ingente de desconocidos pero nunca por nuestro círculo cercano» (Supercrisis), o «—¿diferencia entre follar y hacer el amor? Yo, si sudo, es que estoy follando (María G. Abril). Por último, especial interés merecen las voces de los blogueros Supercrisis y Eritrea, quien a través de sus disertaciones sobre el patetismo universitario recuerda sospechosamente —aunque en una versión mucho más ligera (en efecto, menos ambiciosa)—, a aquel brillante Alberto Olmos de ‘A bordo del naufragio’.
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Nota personal: tengo la impresión de que sigo escribiendo para que me digan que mi primera novela era mejor...
Enhorabuena por la reseña. Desbarra por algún lado pero es buena.
ResponderEliminarY sí, como lector de todas tus novelas, tus hijas no han superado a la madre ni en virtud ni en méritos. ABN está muy escrita. Las hijas sólo están escritas.
PD: De vez en cuando cojo una página y me la leo como si estuviese degustando Bourbon, te lo creas o no, nene.
No me lo creo, pero, mira, me lo voy a creer, que estoy deprimido.
ResponderEliminarThx.
Alberto, tú escribes bien. Creo que una de tus grandes virtudes reside en decir algo en cada frase. No tienes, a penas, frases de transición.
ResponderEliminarNo he leído A Bordo del Naufragio; pero creo que en tu caso sólo será cuestión de tiempo que la superes, si no lo has hecho. Probablemente las dos mejores películas de W. Allen sean Annie Hall y Match Point, que están a 30 años y 30 películas la una de la otra. Así que cada novela que escribas será, además, una novela menos que te queda para La Gran Obra Maestra.
Ánimo. Y escribe ya tu novela. No la ejecutes. Escríbela. Gracias.
Gracias, Rafael. Está difícil la cosa.
ResponderEliminarEs que era la mejor, la más seria
ResponderEliminar¡A este paso voy y me la leo!
ResponderEliminarY yo, la vi en la biblioteca de mi barrio bruseliense, un poco sobada, sola, la novela.
ResponderEliminarEsperare a que lleguen las vacaciones.
¡Coño leela que está muy bien!
ResponderEliminarUn saludo.
Alberto ¿tú qué piensas del actual debate reabierto en torno a la ontología de los géneros?
ResponderEliminarPues, salvando lo "petulante" (con perdón) que me parece el modo en que formulas la pregunta, y los dos minutos que me ha llevado entenderla (esto es internet), creo que no tengo ninguna opinión sobre los géneros literarios.
ResponderEliminarSaludos.
era una coña joder, (es un corta y pega de la petulante reseña)
ResponderEliminarQué hostias hay que hacer para ser irónico estos días.
Por lo menos no tienes opinion
(anónimo anterior)
ReDios ¿se ha reabierto esa vieja herida? ¿La ontología de los géneros Reload?
ResponderEliminar¿Y quién ha sido anónimo?
¿Quién?
Malditos sean!
Lo de los géneros pensé que era una alusión a los coños y lo que no son coños.
ResponderEliminarAlberto y anónimos: Petulante, ¿por qué? A mí me parece evidente el debate ahora que la "novela fragmentaria" ha llevado a sus más hiperbólicos extremos la escritura libérrima sin 'cahier de notes' (ya en Cervantes, por cierto). No sé si es necesario dar ejemplos en el panorama literario español actual.
ResponderEliminarY por cierto, no he leido todas tus novelas como para juzgar ABDN como la mejor de tus piezas.
Saludos,
"La ontología de los géneros" para decir "los géneros literarios" me resulta excesivo; sobre todo, repito, en Internet.
ResponderEliminarPor decirte alguna estupidez: sólo hay un género literario, que es la Novela, y lo demás son mediocridades.
jo, yo la reseña esa no la entiendo muy bien. Quiero decir que no sé si es bueno o malo que digan esas cosas.
ResponderEliminarDe todas formas, y aunque solo sea por el tiempo invertido en escribirla, a mí J. Rodríguez me parece una bellísima persona y quiero cenar con él en nochebuena.
Sabeis si tiene hijas?
«La ontología de los géneros» para referirme a las propiedades que distinguirían una novela de un patchwork sin demasiada estructura interna. Nada de bizantinismos sobre teoría literaria, sino una cuestión que salta a la vista en ‘Algunas ideas’. Es decir, una travesía por distintos blogs con interrupciones para leer Twitter, Facebook, e-mail y spam, ¿convierte la lectura en una novela? ¿El hecho de presentarla en formato libro lo justifica? Supongo que la contra del libro invita a debatir estos asuntos, más aún cuando las estructuras de las novelas del coordinador parecen salvarse de esa discusión.
ResponderEliminarPor cierto que no sé a qué te refieres con «sobre todo, repito, en Internet». El artículo era para un suplemento. Supongo que Constantino te habrá hecho llegar el escáner.
Saludos,
Más aún, permíteme que como mediador entre proyecto editorial y público trate de guiar a los lectores potenciales con esa apostilla. Y si bien es cierto que a día de hoy no conozco ninguna definición satisfactoria de lo que es una novela, no hay que ser un comparatista para advertir que Ana Karenina lo es y que A bordo del naufragio también, pero en Algunas ideas no está demasiado claro. Si no indagamos en cuestiones como éstas, corremos el riesgo de caer en el nihilismo, creo.
ResponderEliminarjajajajaja
ResponderEliminarque soplapollas! Lo que has hecho es un copy paste y punto.
ResponderEliminarIbrahim, discúlpame que en estos momentos no esté en situación mental para corresponder a tus opiniones y ganas de debate.
ResponderEliminarCreo que Algunas ideas es novela porque no puede ser otra cosa; como tantas novelas peculiares.
Gracias.
I´m fliping que es un verbo que me acabo de inventar.
ResponderEliminarQuien sepa definir la palabra vino está en condiciones de definir la palabra novela.
Lo demás, ribetes de serpentinata, barroco y fachada, fascismo expresivo...
Glup, qué digo...
Una novela es algo que no esta en internet.
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