Acabo de leer una entrevista con Esther García Llovet en la que afirma que de su anterior novela, Submáquina, se habrán vendido, como mucho, 300 ejemplares.
Ahora mirad hacia aquí: el pasado jueves estuve en el programa 24 horas de RNE, junto a Jesús Ayuso (Fuentetaja) y Julia Navarro, que venía directamente de la feria del libro.
-Me duele la mano de firmar -nos dijo nada más llegar.
Había firmado 420 ejemplares esa tarde.
Podéis ver la entrevista de Llovet aquí; y escuchar la charla en RNE aquí.
Y ahora vamos a pensar sobre todo esto.
1.
Submáquina es uno de los mejores libros publicados en España el año pasado. Esther García Llovet (a la que no conozco en persona, ni por mail) afirma que tardó tres años en encontrar editor para su texto. Fue finalmente Salto de página (dios bendiga este sello) el que se atrevió con el libro.
Sus ventas no sorprenden a nadie que se dedique a la literatura: sorprende que la autora las diga. Sus ventas, de hecho, son normales. Los libros, las novelas, se venden por cientos, por mucho que la imagen social del escritor esté configurada a partir de autores multimillonarios que viajan en la parte de atrás de un Rolls Royce.
Uno de los secretos mejor guardados de la literatura es que la literatura es miserable, que escribir y publicar libros no da ni para comprar el periódico donde sale la crítica de tu libro; que de hecho la crítica de tu libro en El Cultural la lee mucha más gente que tu propio libro.
¿Por qué Submáquina no ha vendido 100.000 ejemplares? Lo diré claramente: no tengo ni puta idea.
Sobre todo cuando comparte territorio narrativo con un autor de ventas cuantiosas, Roberto Bolaño. Al igual que en 2666 o Los detectives salvajes, la acción se sitúa en un México violento y sexual, descarnadísimo. La diferencia con Bolaño debe de ser muy grande, en vista de la escasa acogida de Submáquina. La mayor que yo veo (diferencia) entre ambos es esta: Esther García Llovet escribe infinitamente mejor que Roberto Bolaño.
2.
Suena mi móvil. Que si quiero participar en un debate sobre la feria del libro en RNE. Claro, cómo no, ¿quién más va? (Quizá hay ya 40 nombres con los que no quiero compartir espacio: no se lo digáis a nadie.) Me dicen que están buscando; quieren un librero y, también, "un autor distinto a ti, uno que venda mucho".
Sic!
Ese autor fue Julia Navarro. No he leído ningún libro suyo: no se puede leer todo. Sin embargo, respeto puntillosamente su trabajo. A fin de cuentas sólo escribe libros y sus libros se venden por cientos de miles. ¿Qué va uno a objetar a eso?
Sin embargo, el encuentro (podéis escucharlo) fue algo dantesco. El locutor se refería a mí constantemente como a un autor novel, cuando, de hecho, yo he escrito y publicado más novelas que Julia Navarro. Si alguna vez la expresión "artista incomprendido" ha rondado mi ego, ha sido en ésta.
Me resultó imposible aclarar que vender millones de libros no es algo que se me pase siquiera por la cabeza. Me resultó imposible entender cómo el locutor, un periodista, alguien con cierta cultura, podía ignorar de modo tan humillante el valor de la literatura.
El momento más bajo de estas impresiones llegó cuando el locutor quiso dar noticia de los libros que yo llevaba publicados. Le dije que había publicado seis, y él puso una cara, y supongo que una voz, que daba a entender su pasmo: ¿llevas seis novelas publicadas y aún no eres nadie? Mal lo llevas, chico.
3.
El locutor le preguntó al librero sobre cuánto tenía que vender un libro para ser considerado un éxito. El librero, señor Ayuso, dijo que 3.000 ejemplares.
La mayoría de los escritores no vende 3.000 ejemplares, por supuesto.
Esta apreciación sobre qué es un éxito me hizo pensar en qué era un éxito para mí, de manera objetiva, casi estomacal. Y concluí en varias obviedades que, sin embargo, nunca había verbalizado.
Una era que para mí un éxito, una novela de éxito, es aquella que simplemente me gusta. Que me gusta mucho. Submáquina es un éxito absoluto. Yo quiero escribir Submáquina, escribir España (Manuel Vilas), escribir Ventajas de viajar en tren (Antonio Orejudo). Quiero tener esa clase de éxito. Las ventas de estos libros me son indiferentes.
Repito: no es una actitud de envolvente bondad, ni de piedad compensatoria. Es, con exactitud, lo que siento.
Esto se traduce además en otro hecho relevante. Supongo que muchas personas considerarían todo un honor, y un placer, y un vértigo, conocer en persona a Julia Navarro. Para mí, y lo digo con un respeto inmenso: de verdad, conocer a Julia Navarro no me puso nervioso, porque no siento ninguna admiración por ella.
Sin embargo, conocer a autores que admiro, que han escrito un éxito para mí, me pone efectivamente nervioso, como si estuviera ante alguien excepcional.
Si Samuel Beckett, por ejemplo, que de algunos de sus libros vendió 6 ejemplares, estuviera vivo, y me lo presentaran, y mi mano fuera hacia su mano, yo sentiría que estoy tocando a Dios.
4.
Tengo ante mis ojos Las crudas, el nuevo libro de Esther García Llovet. Publica esta vez Ediciones del Viento. Su primer libro, Coda, lo publicó Lengua de Trapo. Curiosamente, tengo sus tres libros porque sus tres editores me los han dado. ¡Así cómo va a vender, la pobre!
Entiendo que esta autora tiene un problema: no se nota suficientemente que quien escribe es una mujer.
Al parecer, la delirante pasión por la paridad que constituye el desnortado objetivo moral de políticos y periodistas a día de hoy no acaba con que haya tantos directores de cine como directoras de cine, tantos escritores como escritoras. Va más allá. Una vez que tengamos por fin ese 50/50, los promotores de esta visión infantil de la realidad esperarán que el 50% femenino dirija películas y escriba libros que traten sobre la mujer; y más: que traten sobre la mujer oprimida o heroica. Por tanto, si una mujer hace películas o escribe novelas que no traten sobre mujeres, o que traten sobre mujeres pero sobre las malas, las crudas, las crueles, los pastores de la paridad tendrán que sacar el cayado y expulsar a estas mujeres confundidas de su redil del arte inane.
Me parece tan obvio, y tan ridículo, que no soy capaz de ahorcarme de asco siquiera.
No hay más que ver la diferencia de trato social y mediático que reciben determinadas escritoras en comparación con las militantes de la feminidad, supuestamente también escritoras. Desde Belén Gopegui a Cristina Sánchez Andrade, podemos localizar a un puñado muy digno de talentosas "mujeres" (el entrecomillado es facultativo) que no necesitan de la analfabeta ayuda de un par de ministras de familia influyente para ser respetadas.
Bastaría con que se tomaran la molestia de leerlas.
En esta misma línea de delirio podemos inscribir el nuevo premio Príncipe de Asturias de las Letras. Los titulares rezaban: "Amin Maalouf logra el Príncipe de Asturias (de las Letras) por fomentar la tolerancia."
¡Menos mal que no se lo han dado por escribir bien!
Se me está resquebrajando las consistencia del post, lo sé, pero no quiero dejar de apuntar otro titular.
Shakira da un concierto, y los periódicos dicen: "Shakira arrasó moviendo sus caderas en Rock in Río."
Sin comentarios.
Así que apuntemos, por favor, en la moleskine:
éxito=vender mucho
escritor bueno=buena persona
escritora buena=defensora de la mujer
cantante de éxito=tía buena
Si eres mujer, y estás buena, canta; si no, escribe sobre machismo.
Un saludo a los seguidores de Jacques Derrida. Y muchas gracias.
Cómo no se te va a resquebrajar el post: y hasta las peñas, si se pararan a pensar un rato sobre estas mismas cuestiones. El resquebraje es, de hecho, lo más sólido que cabe enfrentar a tanta gilipollez como aquí examinas.
ResponderEliminar(Me he leído, por fin, A bordo del naufragio, Tatami y Trenes hacia Tokio. Lo siento, no me los he comprado, están los tiempos muy malos. Los he encontrado en la Biblioteca. Ese día no estaban más que esos tres, miraré si hay más. Me han gustado mucho, más de lo que esperaba, de hecho. Ahora los está leyendo mi mujer, ya te diré qué me dice.)
Muchas gracias por leerme tanto: tres novelas son muchas ya. Me alegro de que te gustaran.
ResponderEliminarQue las compres o no me trae sin cuidado.
Me apetece muchísimo leer a Llovet.
ResponderEliminarVerdades como puños. Obvias, evidentes, palmarias, para quien conozca el mundillo; no estás descubriendo la pólvora, vaya. Pero la pones a la luz. Si lo hiciera más gente acabaría prendiéndose la mecha. O no.
ResponderEliminarSí, si entre tus intenciones estaba que sintiéramos curiosidad por Llovet, y que nos planteáramos comprarnos alguno de sus libros, lo has logrado.
ResponderEliminarUn saludo y enhotabuena por el Estatus. Me lo ventilé en dos días hace algunos meses y aún lo recuerdo.
Leeré a la Llovet si encuentro algo en la biblioteca. Aunque la entrevista me predispuso contra ella, lo admito, pero ya tenemos una edad como para dejar de leer a alguien porque nos caiga como el culo. Sí, lo siento: si hay algo que me joda en este mundo es que se queje económicamente alguien que no curra ocho horas diarias y que no vive puteado con la soga al cuello. 1500 por la cara, y dice que va justita. La hostia. Claro que puede dedicarse a escribir.
ResponderEliminarSi luego es la reputapolla, me alegraré de que viva del cuento. Porque de este modo puede regalarnos obras maestras, y demás tópicos y romanticadas decimonónicas y literatura y blablablá. Ahora, como sea del montón o correcta sin más, no seré yo quien le compre un libro. Así de infantil soy.
He escuchado el programa : Tenía un guión predeterminado de pe a pa, no importaba lo que dijeras, tú eras el novel que nadie lee delante de la grande que vendía a miles. Nada más. Pero esto es así, siempre. Mediocridad. O blanco o negro.
ResponderEliminarLeed Submáquina:
ResponderEliminarhttp://juancarlosmarquez.blogspot.com/2009/04/en-la-frontera.html
No sé si existe un exitómetro fiable, pero no creo que todos los lectores deban puntuar lo mismo. Tú, lector apasionado de Esther García Llovet, vales por 300 lectores de los que se compran uno de Julia Navarro en un espasmo muscular del brazo, producido por la inercia de la moda. Yo creo que así habría que hacer los cálculos. (me falta perfeccionar la fórmula matemática exacta…)
ResponderEliminarDesde luego, yo preferiría volver locos a cuatro que gustar tibiamente a cuatrocientos.
El tema se pone feo cuando se interpone la pasta, que permite dedicar más o menos tiempo a escribir, de forma aleatoria e injusta (también para los lectores). Vamos, como si el mundo literario funcionara exactamente igual que el mundo a secas.
Si no es mucha indiscreción preguntar, ¿tú vives de escribir libros?
(Y no me ladres que estoy sensible)
Y sí, a veces escribimos un libro o hacemos algo que pensamos que será de tal manera y no es así.
ResponderEliminarEncima con esto de las copias ilegales, peor.
Saludos
DANI
1. Enhorabuena por el nuevo look. Yo quizás me mude a wordpress, ya veremos. (Y a ti ¿qué te importa, verdad?
ResponderEliminar2. Me ha impactado tu pregunta:
¿Por qué Submáquina no ha vendido 100.000 ejemplares? Lo diré claramente: no tengo ni puta idea.
Tampoco tengo respuesta. Sólo puedo hacer comparaciones, analogías con las obras de arte, con el arte en general. ¿Por qué dos obras que se consideran obras de arte no se "promocionan" por igual?
Apunto a Esther para próximas lecturas. Submáquina, why not?
Vaya, nueva imagen del blog. Está bien.
ResponderEliminarMe he reído mucho con este post por la sensación de haberte enfurruñado (lógicamente) como un niño con algo sobre lo que yo creía que ya estabas por encima hace tiempo, en post anteriores con más delicadeza.
Me ha gustado esta especie de vuelta a la cavernas.
Terminé ETDLD: Me ha gustado. No me ha gustado más que Trenes hacia tokio y, por supuesto, no más que A bordo del naufrágio. Creí que sólo tú eras capaz de reventar el tema del talento, la genialidad como juego de espejos, de la gente que vive sabiendo que es observada, para ser observada, y los que no. Pensé que encontraría más. De hecho creo que aún se puede decir más.
Tengo 2 dudas: el tema del padre, que en una entrevista destacaste (burlonamente, creo) como un tema importante (o que te quitaba el sueño o algo así) para tí, ¿es cierto? Probablemente me equivoco, pero en el ETDLD veo aún con más fuerza el padre como concepto subyacente que incluso en A Bordo del Naufragio. Pero ya son 2 de 3.
La otra duda es relativa a los trenes. ¿Son una influencia de la literatura? ¿Fueron 'ventajas de viajar en tren' o 'Un tranvía en SP' una influencia para Tht?
Gracias, otra vez.
Por cierto, sobre el tema este de las ventas me la sudan y tal. Entiendo que quieres decir que las pocas ventas te la sudan ¿no?. Es decir, las ventas altas te gustarían, ¿no?
ResponderEliminarTomo nota de Submáquina. Y sobre el éxito, en fin, el tópico harrisonfordiano del éxito parece que aún prevalece.. Pues sí, bastante triste.
ResponderEliminarEnhorabuena por el lavado de cara del blog, creo que ha ganado con las reformas. Sobre poner tu verdadero nombre en Internet no sé. Bueno, puede que en terminos, digamos, de Mk, porque todos queremos vender más de 300 ejemplares, puede ser más interesante. Por otro lado, creo que en internet sólo somos una extraña proyección de nosotros, somos más nuestro nick que nuestro nombre real.
Un saludo,
Eduardo
Hola!
ResponderEliminarTodo eso que dices sucede porque a la gente le suda la polla ser tonta. ¡Qué cojones!. "Ya no hay nadie que sea tonto". Ahí se gesta el principio del fin para los buenos escritores. "Ya no existen los tontos".
Antes no era así. Antes había tontos. Mi caso, por ejemplo. Yo he sido tonto. Del culo. "Tú eres tonto, chaval...", te decía alguien que sabía más que tú, para que espabilaras, cuando veía que estabas haciendo el gilipollas. Y algunos... espabilaban... terminábamos espabilando.
Ya nadie tiene cojones de decir "tú eres tonto, chaval". Ni siquiera los que tendrían la obligación moral de hacerlo. Y la gilipollez va arraigando, entontenciéndose cada vez más, hasta no llegar siquiera a reconocerse a asimilarse.
En resumen que los libros buenos no se venden porque cada vez existe menos gente capaz de comprenderlos. De saber que son buenos. Ya no existen los tontos.
¡Un abrazo muy fuerte!.
Anónimo 7, el tema del padre no es exclusivo de Kafka, como bien ignoran todos los críticos literarios. Es un tema difícilmente soslayable. La mejor novela sobre el asunto es Patrimonio, de P. Roth.
ResponderEliminarEn Tht no hay influencias de Ventajas de viajar en tren: no tienen relación ninguna. De Unai Elorriaga a lo mejor hay algún giro verbal, como en El estatus.
Me encantaría vender 1 millón de ejemplares, me encantaría ser rico, me encantaría ganar todos los premios literarios del mundo. El problema es que eso no va a suceder si no pones algo de tu parte: podredumbre moral.
Eduardo: este blog tiene mi nombre desde hace mucho: ¡aparecen todos mis libros con el nombre en la portada!
Bárbara, no contesto todas las preguntas, lo siento.
Bluff, tienes toda la razón. No hay gente tonta ya, sólo múltiples inteligencias respetables.
Blumm, deberíamos crear una campaña de compra de un libro "sin éxito" como lo que se hizo con Killing in the name of.
Locutor, Emma, Juan Carlos, Al, Oche, gracias por comentar.
De hecho, estos datos que tenemos acerca de las pocas ventas de autores que ahora entendemos como imprescindibles o clásicos son el consuelo para autores que, sin estar ni por asomo al mismo nivel, siguen publicando con la soterrada esperanza de que algún día se les reconocerá: quizás, incluso, después de muertos. A los escritores no les alimenta el dinero, les alimenta la vanidad.
ResponderEliminarEs David Monteagudo, el de Fin, un inmoral o algo así (lo digo por la ecuación muchas ventas=podredumbre moral)?. Lo es Unai Elorriaga (premios=podredumbre moral)? Cuanto hay de podredumbre moral en los tres premios que a ti te han dado prestigio? Herralde, Comunidad de Madrid y Ojo crítica? Por qué no considerar que si no vendes es porque, simplemente, no gustan tus libros o no obtienen suficiente publicidad? Perdón por las preguntas.
ResponderEliminarJacinto.
Jacinto, me da pereza contestarte, lo siento.
ResponderEliminarYa lo sé, Albert, pero antes firmabas como Hikikomori, y ahora como Alberto Olmos.
ResponderEliminarsalu2
el náuGrafo
Ha sido un error o similar al cambiar el diseño; pero lo vi y de momento lo dejo así.
ResponderEliminarPor si sirviera de algo, yo también recomiendo vivamente "Submáquina".
ResponderEliminarAunque me costó un poco entrar en el libro, luego me enganchó, y desde entonces sus personajes y sus ambientes se me han quedado en la cabeza.
Cada vez estoy más convencido de que la medida en que un libro se te graba en la memoria es uno de los mejores indicadores, puede que el mejor, de su calidad; mucho más fiable que el hecho de que sea fácil o difícil de leer.
http://draft.blogger.com/ es un sitio de blogger que se usa para probar nuevas funcionalidades y nuevos diseños para los usuarios de blogs.
ResponderEliminarSi no lo conoces te lo recomiendo antes de volver sobre tus pasos en el diseño del sitio.
Con respecto a lo que me dices, ¡me has pillado!
Lo que sí pienso es que alguien debería idear alguna especie de Google Analitics para los títulos que una editorial edita. Quizás Bradbury tuviese algo en mente.
¿Qué más?
Después de escuchar la entrevista me sorprende la perfecta verbalización que has hecho de una idea que siempre me ha rondado la cabeza: el asunto del buscar todo digitalmente, el asunto de escribir sobre algo no leído "completamente". El tema es para pensar y ver qué consecuencias tendrá.
Buena tarde!
Un saludo, Jon.
ResponderEliminarAcabo de escuchar tu entrevista con Julia Navarro. Enterita. Con los ojos como platos. Qué tragaderas tienes, y qué paciencia. Vaya circo, en serio. Me ha parecido sencillamente insultante la condescendencia del tipo. Hasta la despedida, "mucha suerte". ¿Suerte? ¿¿Suerte?? Ahora me admira que hayas escrito el post con la mesura que tiene. Sólo tengo una pregunta: ¿si no te importa vender más o vender menos, para qué carajo pasas por esto? ¿De verdad piensas que vas a llegar a más lectores participando en una tertulia en la que podrían haber puesto a cualquiera que no vendiera un carajo, sólo para ensalzar a la tal Julia Navarro, que yo hasta ayer no tenía ni puta idea de quién era?
ResponderEliminar...
Ya, ya. Mejor algo de publi que nada. Que no queremos vender mucho, qué pereza. Pero tampoco queremos no vender nada, ¿no?
Alberto, me gusta la nueva imagen. Ya que estamos: ¿por qué no aparece la portada de "Así de loco te puedes volver" junto a tus otros libros?
ResponderEliminarUn saludo,
Cansino
Cansino, porque no dispongo de ella en formato digital.
ResponderEliminarAl, salí bastante satisfecho de mi autocontrol en el programa de radio. En el segundo programa de Dragó al que fui, creo que puse las vísceras sobre la mesa y luego estuve varios días apesadumbrado. Encima uno de los contertulios me escribió un mail llamándome "loco". Y yo le contesté con palabras muy gruesas... No merece la pena.
Considero que aporté una opinión distinta en RNE, que hice visible un discurso. Además, aunque en la facultad no me metí en radio ni tv, me gusta bastante la radio, me siento cómodo hablando y a mi madre le hace ilusión oírme.
Nunca me niego a una entrevista, por otro lado. Entiendo que una editorial ha gastado una pequeña suma en tu libro y tú has de ayudar algo a su difusión, toda vez que esa ayuda no incluya hacer el imbécil.
Mi único no fue a la gente de Conoce al autor. Dije que sí, por inercia, pero cuando vi la web, y todos esos escritores alineados en cajitas como pajaritos, me dio bastante yuyu. También dije que no a Radio Carmona (que no sé qué radio es), porque querían que fuera esa misma tarde.
!!!
ResponderEliminarMe encanta este nuevo diseño.
Me apunto Submaquina (tu nunca fallas)
Besos
Otro saludo para ti, Alberto.
ResponderEliminarSólo me haces caso cuando te recomiendo mujeres, Ariadna.
ResponderEliminarEl hermano de las moscas, de Jon Bilbao (al que no conozco ni en persona ni etc.) es también uno de esos libros que envalentona el catálogo de Salto de página.
Creo [en realidad estoy segura] que McLuhan decía algo así como que toda tecnología funciona como una prolongación del cuerpo humano: el zapato es un pie mejor, la casa, una piel regulable, el ordenador, un sistema nervioso central...
ResponderEliminarMe ha gustado escuchar en la entrevista en RNE eso de que "toda tecnología es una delegación".
No le quita razón a McLuhan, pero sí le aporta unos granos de sal escéptica a la tecnonecedad. Por lo menos plantea la pregunta de qué damos a cambio de estar asistidos por tanto gadget: memoria, alma, capacidad de penetración, concentración, tiempo expandido?
De todos modos, tampoco veo "peligrosa" a la tecnología con respecto al modo tradicional de leer. La veo definitiva. Fascinante, también. Tú mismo, el grado de tu éxito si quieres llamarlo, está en estrecha relación con internet. Algo que no creo -no tengo ni idea, pero no creo- que pueda decir Julia Navarro.
Su éxito es tradicional. O convencional. El producto de una ecuación con libreros, marketing, listas de ventas, calidad o no, oportunidad temática y reseñas periodísticas. Ese es el éxito de siempre.
Pero hay otros éxitos, como apuntas. Y no están en este.
Éxito. Exit.
Alberto, te vi en el programa de Dragó en el que hablastéis de Japón. Especialmente, recuerdo cuando Dragó contó la anécdota de Mishima, su casa y el rollo ese de que el zen era "todo lo que no se veía". Creo que dijiste: "cinismo" o algo así. Bien dicho.
ResponderEliminarPor cierto, ¿cuál fue esa segunda vez?. Creo que la de Japón fue la primera.
¿Sabe alguién si se pueden ver los programas atrasados de "La noche en blanco" en algún sitio?
Cansino.
Yo también recomiendo Submáquina y también me costó entrar en el libro. Un post espléndido.
ResponderEliminarEstíbaliz, yo donde realmente tengo éxito es tomando café. Cualquier día me borro de internet.
ResponderEliminarLos programas de Dragó, gracias a dios, no están en youtube. El primero al que acudí trató de literatura e internet, precisamente. El segundo, sobre Japón. Yo los tengo en dvd (te los envían luego).
A mí no me cuesta entrar en ningún libro porque no me entero nunca de qué van. Bambi es tan complejo como Submáquina, a mis ojos.
Es una entrada magnífica, precisamente acorde con las noticias que han rodeado estos días tanto a la Feria del Libro de Madrid como a las consecuencias de la llamada Ley Sinde. De Prada no es santo de mi devoción pero tengo que darle la razón cuando dijo que los escritores no estamos tan relacionados con las cuestiones derivadas de la piratería porque no estamos tan abocados al mercado en el amplio porcentaje de publicaciones que surgen cada año. Sólo unos pocos escritores, como dices, sobrepasan el número necesario de ventas para vivir bien y sobradamente de ellas. El resto damos clase, conferencias, artículos, o incluso venden seguros. Es un poco triste, además, lo que cuentas respecto a la mujer ya que sucede igualmente en otros muchos campos en los cuales se la encasilla. Un andaluz tiene que ser gracioso. Un catalán tacaño, una mujer hablar de mujeres y un negro de África pobre. Y si no lo son, entonces algo va mal.
ResponderEliminarEs un mundo etiquetado, enlatado y clasificado. Vaya bien.
Es muy inquietante la cantidad de veces que estoy de acuerdo con Juan Manuel de Prada.
ResponderEliminarUn saludo.
Y fue muy bueno lo de (aproximadamente):
ResponderEliminarOlmos: Yo escribo por vanidad. Todo escritor escribe por vanidad.
Dragó: Yo no.
Olmos: Tú sobre todo.
Ja, ja, ja.
Sabe encajar, el Dragó. Me cae muy bien.
ResponderEliminarJoer, cuélganos el programa, ¡quiero verlo!
ResponderEliminarJajaja, yo quiero ver el vídeo.
ResponderEliminarVendo copias: 1000 euros. Pases privados: 150 euros.
ResponderEliminarMucho mejor el blog ahora. Los blogs con fondo oscuro dañan la vista.
ResponderEliminar¿1000 euros? Tienes que hacer un precio especial para aquellos que, como yo, se ha leído tus 6 libros 6.
ResponderEliminarLos que no, joder, si quereís saber qué piensa o opina este señor... ¿por qué no leéis sus putos libros?
Yo sólo ví el programa en el que salía el Sarmentero y la verdad es que me pareció un ambiente de compadreo bastante ridículo.
Extraña pobreza la de esta mujer García Llovet, que es pobre pero vive de las rentas de sus bienes inmuebles.
ResponderEliminarLa pobreza de vivir de rentas.
¿Será pobreza de izquierdas?
Jacinto: Con lo de podredumbre moral se refiere a ser jurado en el Premio Lengua de Trapo.
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