miércoles, 25 de septiembre de 2013

raudo #1

Después de asistir a la charla que Ricardo Piglia ofreció en la Casa de América de Madrid, y de procesar las dos o tres ideas geniales que dejó caer en su intervención -a pesar de su presentador-, me ha venido a la cabeza la duda siguiente: ¿Por qué hace uno preguntas al final de un coloquio?

Habiendo yo leído varios -muchos- libros de Piglia y encontrado en ellos sugerentes presupuestos intelectuales, y considerándolo el mejor escritor latinoamericano vivo, admito no tener nada que preguntar a Ricardo Piglia en los minutos de la basura de sus conferencias. Cientos de páginas leídas al autor, y esa hora y pico de hablar sin parar por su parte, demandan mi silencio.

Así, al margen de incontinencias, salidas de tono, soledades mal llevadas, ¿por qué alguien va y pregunta algo a Piglia al final de una charla? ¿Qué quiere?

Qué quiere.

13 comentarios:

  1. Piglia, ¿mejor escritor de latinoamérica?

    Piénselo de nuevo, caballero.

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  2. Figurar, hacerse notar, decir "eh, que estoy aquí, que soy un mierdas que tiene algo que decir".

    Más o menos como yo con este comentario.

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  3. Hola Juan:

    Yo no pregunté porque me da vergüenza que los demás asistentes me miren, y por qué no tenía nada especial que preguntar salvo una cuestión general que me gusta hacerle a los escritores: ¿Quiénes consideran que son tus influencias? Lo que quedó contestado por sí sólo en el caso de Piglia. pero imagino que las personas preguntar por pensar que (aunque sea mínimamente) conversaron un poco con el gran escritor admirado. Una forma de fetichismo similar a la de querer que te firme el libro.

    saludos

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  4. José, ¿he de pensarlo mejor? ¿En serio? ¿Cómo se piensa mejor lo que se opina? ¿Para qué? El único autor latinoamericano que podría ocurrírseme es Mario Bellatin, y entonces me dirías que me lo pensara mejor otra vez; me agradaría que me dijeras tú cuál es el mejor y acabáramos con esta espiral de pensarlo mejor...

    David, me puedes llamar Alberto... Por otro lado, la de las influencias debe de ser la pregunta más común que le hacen a un escritor. Piglia puede haberla contestado cien veces. En todo caso, está claro que viene de Borges, de Arlt y de... ese cuyo nombre nunca recuerdo, el del Museo de La Eterna.


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  5. Después de leer el "raudo" de Alberto, y de procesar la idea que expone, me ha venido a la cabeza la duda siguiente: ¿Por qué hace uno comentarios al final de un post?

    Habiendo yo leído muchísimos artículos y varios libros de Alberto, y (ejem) encontrado en ellos divertidos presupuestos intelectuales, admito no tener nada que preguntar a Alberto en los minutos de la basura de sus posts.

    Así, al margen de incontinencias, salidas de tono, soledades mal llevadas, ¿por qué alguien va y comenta algo al final de un post? ¿Qué quiere?

    Quiere eso.

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  6. Sr Olmos, le doy la razón en su réplica: evidentemente, todos tenemos nuestro criterio y si es el suyo es totalmente presuntuoso por mi parte querer rebatírselo.

    De Piglia he leído lo que ha ido sacando anagrama, y sus ensayos me gustan, excepto cuando dice cosas del tipo “yo no me veo como un escritor latinoamericano, que no me comparen con Borges o con Rulfo, que me comparen con John Berger”, los cuentos idem, aunque tiene la curiosa manía de repetir los mismos textos en distintos libros, lo cual es un poco irritante para el lector, y de las novelas me gustan bastante las dos primeras, la de Kafka y Hitler, que no recuerdo ahora como se titula, y la segunda, La ciudad ausente, que podría haber escrito Murakami (si le dijeran eso a Piglia, probablemente le daría un infarto). Las dos siguientes, Plata quemada y la que se publicó hace un par de años me parecen flojas.

    Vamos, que tengo a Piglia como un escritor muy respetable.


    No sabría decir ahora mismo cuál me parece el mejor autor de Latinoamérica vivo, pero si obviamos a los que tienen Nobel, que ya de por si es mucho obviar, porque aquí faltan huevos para escribir algo como Conversación en la catedral, me viene a la cabeza Rodrigo Rey Rosa o Rubén Fonseca .


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  7. Hola, José -confianza, por favor-. Ciertamente Blanco nocturno no eran gran cosa, motivo por el que le dieron el Rómulo Gallegos, que es un premio que apenas acierta una desde hace muchos años. Piglia me gusta -como a ti y como a todos- particularmente como ensayista o escritor libresco, aunque Plata quemada me encantó cuando la leí, hace muchos años. En cualquier caso, su mente, su figura, sus reflexiones, me parecen la cima de la literatura latinoamericana de nuestro tiempo.

    Otro te dirían César Aira o -pensando en el autor de... ya- Juan Villoro -creo que se llama Juan-. Y otros, sí, te dirián Rey Rosa, autor al que no acabo de coger el punto: he de intentarlo de nuevo. Fonseca no me valdría porque es brasileño: he leído un par de libros suyos que estaban muy bien, pero un poco demasiado siglo XX para mi gusto.

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  8. Vale, caigo ahora en que me he equivocado de blog, aquí eres Alberto.

    Sobre lo del mejor autor hispanoamericano vivo, quizás a pesar del bajón de los últimos años podríamos considerar seriamente a Vargas Llosa. Aunque los demás que citáis me gustan: Villoro, Fonseca, Rey Rosa, y por supuesto Piglia.

    saludos

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  9. Plata Quemada también la leí hace mucho tiempo y no me convenció. Así como a Faulkner, o a Richard Stone, por ejemplo, lo de meterse en la piel de desgraciados y tarados parece que le sale con naturalidad, lo de Piglia me pareció forzado. Es un grandesi, pero, ya que has nombrado a Aira, en el relatito de Cecil Taylor me parece que hay más literatura, más narrativa, casi, que en todas las obras de Piglia.

    Y disculpe por el usted, pero es que mi costumbre cuando escribo en internet.

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  10. Alberto, ¿no se te olvida Fernando Vallejo?

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  11. Sobre los últimos comentarios: es curioso que cuando nos referimos al mejor -cuando lo pensamos así a bote pronto- algunos nombres quedan fuera por motivos que luego hay que explicar y explicarse. Vargas Llosa, por ejemplo; pues porque a uno no le parece un autor "vivo", siendo ahora vivir no colear sino agitar la literatura de su tiempo; Fernando Vallejo: ¿cómo se me ha olvidado? Porque a su vez lo mejor que ha hecho es de los años 80, y porque su literatura es una rareza biográfica, no moneda corriente para el juicio que aquí mantenemos. El cuento o novela de Cecil Taylor no sé qué es, José.

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  12. Sale en una antología de literatura argentina que publicó hace lustros anagrama y aquí está, Sr Olmos http://conejillotextual.blogspot.com.es/2005/01/cecil-taylor-de-csar-aira.html

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