Una camiseta tiene la culpa de todo. Mi irritación mediática estaba bajo control hasta que vi las mangas cortas, negras. Fue entonces cuando me decidí a escribir este post, previsiblemente reo de impopularidad.
El tema.
He seguido, cómo no hacerlo, la aventura del director de una Organización No Gubernamental que ha sido detenido en la cumbre sobre "cambio climático" celebrada en Copenhague. La policía lo llevó preso después de que el director susodicho tratara, junto a otros tres "activistas", de entrar en una cena de gala ofrecida a los mandatarios cimeros de nuestro planeta. Los cuatro portaban carteles con un eslogan de 4 o 5 palabras, meritorio resumen de lo que presupongo un argumento mucho más extenso sobre la incompetencia política y la dejación de responsabilidades medioambientales.
La "acción" se inscribe dentro de la rutinaria estrategia de esta ONG de conseguir hueco en los medios de comunicación mediante llamativas gamberradas cercanas al marketing de guerrilla. En la televisión he visto un resumen de las "acciones" llevadas a cabo durante los últimos años. Todas incluyen una primera fase de "colarse" en lugar prohibido y una segunda fase de despliegue de pancartas. Finalmente, decía el reportaje, los ecologistas suelen ser simplemente expulsados del lugar, libres de cargos o, como mucho, pasar un día en prisión preventiva.
La "acción" de Copenhague, en ese sentido, decía el reportaje, constituye una excepción. El director de esta ONG llevaba casi 20 días en prisión.
No soy ecologista. Mi interés en la preservación de la naturaleza es muy escaso y me limito a no tirar envueltas de chocolatina por la calle y a poner la basura en su contenedor adecuado. Me da igual si el planeta Tierra desaparece. Me dan igual todos los animales y todas las plantas. No me creo el cambio climático. Desaparecieron los dinosaurios y no creo que fuera por dejar el grifo abierto. Los seres humanos me parecen menos simpáticos que los dinosaurios.
Mi primer contacto con esta ONG, o el primero que ahora quiero recordar, data de 1990. Fui a un campamento en los Pirineos. Allí había un chico que tenía una camiseta de esta ONG. Se veía bien grande el nombre de la Organización en la parte delantera. Me daba mucha envidia su camiseta y traté de cambiársela por mi cantimplora. No quiso.
El motivo de que quisiera esa camiseta era que, en televisión, salía el nombre de esa ONG en unas lanchas motoras. Las lanchas, años 90, se acercaban a los barcos cazaballenas y a los petroleros. Los petroleros se "defendían" dejando caer sobre las lanchas bidones de petróleo. Cuando acertaban, las lanchas botaban violentamente y era todo heroico y épico y descomunal. Uno, 15 años, quería subirse a esas lanchas y tener enemigos malvados.
En breve cumpliré 35 años. Ahora veo las acciones de esta ONG de otra manera. Contaré cómo he visto la última.
Cuando me entero de que el director susodicho ha sido detenido, me irrito. No ha sido "detenido", pienso, ha sido "detenido por cometer un delito". El delito: allanamiento y falsificación de documentos. Se ha tratado de entrar en un lugar donde se halla la plana mayor del poder mundial, personas a las que lógicamente muchos querrían hacer volar por los aires. La detención era matemática.
Se informa seguidamente de que esta detención se debe a la defensa del cambio climático. Me irrito y pienso: En Copenhague no están todos los dirigentes mundiales jugando al golf ni reunidos para acabar con culturas minoritarias: están reunidos precisamente para tratar el tema del Cambio Climático. El director susodicho, me irrito, va a una cumbre sobre Cambio Climático a defender que se haga algo contra el Cambio Climático. Se ha hecho una Cumbre Mundial, por dios santo, ¿le parece poco?
Si no le hubieran detenido, pienso también, si poniéndonos surrealistas le hubieran dejado acercarse al presidente de Estados Unidos y mostrarle su cartel, el director hubiera tenido que hacer otra cosa para ser detenido. Si, poniéndonos dadaístas, la seguridad del evento/cena hubiera tratado a los "activistas" de esta ONG como a hombres de aire, dejándolos entrar y salir sin hacerles ni caso, entonces... ¿qué?
Enseñar carteles a la gente cuando cena rara vez les hace entrar en razón, creo.
Así las cosas, la policía hizo no sólo lo que tenía que hacer, sino lo que el director susodicho esperaba que hiciera. El director debería darles las gracias a los policías, porque a partir de la detención, la "acción" es un "éxito". Sin detención, no hay acción.
Mientras el director susodicho y sus colaboradores estaban en prisión, hemos ido conociendo algunos detalles más. Los detenidos consideran que se les trata "como perros", por ejemplo. Dado que la cárcel está en Dinamarca, una de las naciones más civilizados del mundo, y no en el Congo ni en la dictadura del general Franco, me pregunto a qué se refieren exactamente con esa apreciación. ¿No les daban galletas para el desayuno?
Me irrita el victimismo que desprenden las informaciones que van saliendo, la apropiación que se hace de situaciones históricas donde a la gente la metían en la cárcel por cosas serias, y con consecuencias serias. Me irrita ver fabricar ante mis ojos héroes de plástico.
El reportaje de televisión aumentó mi irritación. De pronto, no vi las acciones consecutivas de esta ONG como originales performances, fundamentadas denuncias o peculiares noticias. Lo único que vi fue el nombre de la ONG en todas partes. En los carteles que despliegan, en la ropa que llevan; al fondo, cuando hacen una declaración. Pensé: en el cartel escriben, con espacio limitado dado el tamaño exigible a la letra de la proclama, breves frases de denuncia, pero tienen espacio, aún, para poner el nombre de la ONG. ¿Por qué ponen el nombre de la ONG? ¿Por qué firman sus "acciones"? ¿Cómo se llamaba aquel ciudadano chino que enfrentó 4 tanques entre la sangre y el fuego de Tian`anmen?
Volví a la actualidad, al director susodicho. Volví con esa mirada como de cuento de Cortázar: sólo veré una cosa, sólo veré el nombre de la ONG. Lo vi por todas partes. En los carteles que trataban de introducir en la cena de gala, en las concentraciones de los ciudadanos que exigían la liberación, en las fotos de archivo del director de la ONG.
Pensé en escribir este texto. Pensé: para qué: insultos, desprecio, decepción, mi libro en la basura (supongo que la de papel y cartón), mi nombre alineado con lo que en estos momentos estará diciendo (ni idea de lo que estará diciendo) la prensa de derechas... ¿Para qué?
Pero hoy hizo un frío tremendo. A lo mejor 5º grados. Nevó. He salido a la ciudad a ver a unos amigos y he sufrido muchísimo el viento racheado y el aguanieve y el malhumor ambiental. Y cuando he vuelto a casa y he mirado los periódicos on line he visto a un señor en camiseta, en el aeropuerto de Barajas, y he pensado: ya.
El señor era el director susodicho; la camiseta, una promocional de su ONG. En blanco sobre negro se puede leer el nombre de la ONG. Alrededor del director, todo el mundo viste abrigos, bufandas y gorros.
Ya.
La ONG ecologista de la que hablo es una de las pocas (si no la única) que no cobra del Estado. Me parece bien, admirable. La ONG de la que hablo se mantiene gracias a la donación de sus afiliados, que son como accionistas de los activistas, como inversores de una empresa de carteles y camisetas. Su satisfacción como tales inversores es ver esos carteles y lucir esas camisetas. Cuando ven en la televisión y en el periódico un cartel de su ONG se sienten felices, y poniéndose su camiseta de la ONG comparten un poco de la heroicidad noticiada. Además, muchas más personas, como yo con 15 años, se harán accionistas de esta ONG, movidos por el romanticismo de "detenciones", "cárceles", "trato de perros" y bidones que caen sobre las lanchas.
El director susodicho ha ido a Copenhague a que le detengan y que su ONG salga en los medios. Cuando ha vuelto, las felicitaciones que ha recibido, el entusiasmo que le ha rodeado, no parten de la sensación de que haya hecho algo decente, útil o minimamente solidario; parten de que se ha hecho famoso, y de que ser famoso es lo único que la gente respeta.
La fama es la verdad de nuestro tiempo.
El tema.
He seguido, cómo no hacerlo, la aventura del director de una Organización No Gubernamental que ha sido detenido en la cumbre sobre "cambio climático" celebrada en Copenhague. La policía lo llevó preso después de que el director susodicho tratara, junto a otros tres "activistas", de entrar en una cena de gala ofrecida a los mandatarios cimeros de nuestro planeta. Los cuatro portaban carteles con un eslogan de 4 o 5 palabras, meritorio resumen de lo que presupongo un argumento mucho más extenso sobre la incompetencia política y la dejación de responsabilidades medioambientales.
La "acción" se inscribe dentro de la rutinaria estrategia de esta ONG de conseguir hueco en los medios de comunicación mediante llamativas gamberradas cercanas al marketing de guerrilla. En la televisión he visto un resumen de las "acciones" llevadas a cabo durante los últimos años. Todas incluyen una primera fase de "colarse" en lugar prohibido y una segunda fase de despliegue de pancartas. Finalmente, decía el reportaje, los ecologistas suelen ser simplemente expulsados del lugar, libres de cargos o, como mucho, pasar un día en prisión preventiva.
La "acción" de Copenhague, en ese sentido, decía el reportaje, constituye una excepción. El director de esta ONG llevaba casi 20 días en prisión.
No soy ecologista. Mi interés en la preservación de la naturaleza es muy escaso y me limito a no tirar envueltas de chocolatina por la calle y a poner la basura en su contenedor adecuado. Me da igual si el planeta Tierra desaparece. Me dan igual todos los animales y todas las plantas. No me creo el cambio climático. Desaparecieron los dinosaurios y no creo que fuera por dejar el grifo abierto. Los seres humanos me parecen menos simpáticos que los dinosaurios.
Mi primer contacto con esta ONG, o el primero que ahora quiero recordar, data de 1990. Fui a un campamento en los Pirineos. Allí había un chico que tenía una camiseta de esta ONG. Se veía bien grande el nombre de la Organización en la parte delantera. Me daba mucha envidia su camiseta y traté de cambiársela por mi cantimplora. No quiso.
El motivo de que quisiera esa camiseta era que, en televisión, salía el nombre de esa ONG en unas lanchas motoras. Las lanchas, años 90, se acercaban a los barcos cazaballenas y a los petroleros. Los petroleros se "defendían" dejando caer sobre las lanchas bidones de petróleo. Cuando acertaban, las lanchas botaban violentamente y era todo heroico y épico y descomunal. Uno, 15 años, quería subirse a esas lanchas y tener enemigos malvados.
En breve cumpliré 35 años. Ahora veo las acciones de esta ONG de otra manera. Contaré cómo he visto la última.
Cuando me entero de que el director susodicho ha sido detenido, me irrito. No ha sido "detenido", pienso, ha sido "detenido por cometer un delito". El delito: allanamiento y falsificación de documentos. Se ha tratado de entrar en un lugar donde se halla la plana mayor del poder mundial, personas a las que lógicamente muchos querrían hacer volar por los aires. La detención era matemática.
Se informa seguidamente de que esta detención se debe a la defensa del cambio climático. Me irrito y pienso: En Copenhague no están todos los dirigentes mundiales jugando al golf ni reunidos para acabar con culturas minoritarias: están reunidos precisamente para tratar el tema del Cambio Climático. El director susodicho, me irrito, va a una cumbre sobre Cambio Climático a defender que se haga algo contra el Cambio Climático. Se ha hecho una Cumbre Mundial, por dios santo, ¿le parece poco?
Si no le hubieran detenido, pienso también, si poniéndonos surrealistas le hubieran dejado acercarse al presidente de Estados Unidos y mostrarle su cartel, el director hubiera tenido que hacer otra cosa para ser detenido. Si, poniéndonos dadaístas, la seguridad del evento/cena hubiera tratado a los "activistas" de esta ONG como a hombres de aire, dejándolos entrar y salir sin hacerles ni caso, entonces... ¿qué?
Enseñar carteles a la gente cuando cena rara vez les hace entrar en razón, creo.
Así las cosas, la policía hizo no sólo lo que tenía que hacer, sino lo que el director susodicho esperaba que hiciera. El director debería darles las gracias a los policías, porque a partir de la detención, la "acción" es un "éxito". Sin detención, no hay acción.
Mientras el director susodicho y sus colaboradores estaban en prisión, hemos ido conociendo algunos detalles más. Los detenidos consideran que se les trata "como perros", por ejemplo. Dado que la cárcel está en Dinamarca, una de las naciones más civilizados del mundo, y no en el Congo ni en la dictadura del general Franco, me pregunto a qué se refieren exactamente con esa apreciación. ¿No les daban galletas para el desayuno?
Me irrita el victimismo que desprenden las informaciones que van saliendo, la apropiación que se hace de situaciones históricas donde a la gente la metían en la cárcel por cosas serias, y con consecuencias serias. Me irrita ver fabricar ante mis ojos héroes de plástico.
El reportaje de televisión aumentó mi irritación. De pronto, no vi las acciones consecutivas de esta ONG como originales performances, fundamentadas denuncias o peculiares noticias. Lo único que vi fue el nombre de la ONG en todas partes. En los carteles que despliegan, en la ropa que llevan; al fondo, cuando hacen una declaración. Pensé: en el cartel escriben, con espacio limitado dado el tamaño exigible a la letra de la proclama, breves frases de denuncia, pero tienen espacio, aún, para poner el nombre de la ONG. ¿Por qué ponen el nombre de la ONG? ¿Por qué firman sus "acciones"? ¿Cómo se llamaba aquel ciudadano chino que enfrentó 4 tanques entre la sangre y el fuego de Tian`anmen?
Volví a la actualidad, al director susodicho. Volví con esa mirada como de cuento de Cortázar: sólo veré una cosa, sólo veré el nombre de la ONG. Lo vi por todas partes. En los carteles que trataban de introducir en la cena de gala, en las concentraciones de los ciudadanos que exigían la liberación, en las fotos de archivo del director de la ONG.
Pensé en escribir este texto. Pensé: para qué: insultos, desprecio, decepción, mi libro en la basura (supongo que la de papel y cartón), mi nombre alineado con lo que en estos momentos estará diciendo (ni idea de lo que estará diciendo) la prensa de derechas... ¿Para qué?
Pero hoy hizo un frío tremendo. A lo mejor 5º grados. Nevó. He salido a la ciudad a ver a unos amigos y he sufrido muchísimo el viento racheado y el aguanieve y el malhumor ambiental. Y cuando he vuelto a casa y he mirado los periódicos on line he visto a un señor en camiseta, en el aeropuerto de Barajas, y he pensado: ya.
El señor era el director susodicho; la camiseta, una promocional de su ONG. En blanco sobre negro se puede leer el nombre de la ONG. Alrededor del director, todo el mundo viste abrigos, bufandas y gorros.
Ya.
La ONG ecologista de la que hablo es una de las pocas (si no la única) que no cobra del Estado. Me parece bien, admirable. La ONG de la que hablo se mantiene gracias a la donación de sus afiliados, que son como accionistas de los activistas, como inversores de una empresa de carteles y camisetas. Su satisfacción como tales inversores es ver esos carteles y lucir esas camisetas. Cuando ven en la televisión y en el periódico un cartel de su ONG se sienten felices, y poniéndose su camiseta de la ONG comparten un poco de la heroicidad noticiada. Además, muchas más personas, como yo con 15 años, se harán accionistas de esta ONG, movidos por el romanticismo de "detenciones", "cárceles", "trato de perros" y bidones que caen sobre las lanchas.
El director susodicho ha ido a Copenhague a que le detengan y que su ONG salga en los medios. Cuando ha vuelto, las felicitaciones que ha recibido, el entusiasmo que le ha rodeado, no parten de la sensación de que haya hecho algo decente, útil o minimamente solidario; parten de que se ha hecho famoso, y de que ser famoso es lo único que la gente respeta.
La fama es la verdad de nuestro tiempo.
...ay, Alberto, no sólo eres un cachondo sino además un cínico irreverente...
ResponderEliminar...Totalmente de acuerdo con lo de los dinosaurios y con eso de que los humanos son menos simpáticos que los dinosaurios...
...Ahora, yo que estoy en Italia y veo España desde lejos y algo aburrido, como Sánchez Dragón: me limito a mirar cómo ha quedado el Barça y a leer lo de la heredera de Johnson y esas cosas; ahora, digo, que no me he tragado los panfletos informativos ni nada de eso, creo que desproporcionado ha sido, ¿no?, teniendo en cuenta además el choteo de los líderes mundiales con todo el mundo...
...Y que conste que suscribo una a una tus palabras sobre el cambio climático y la extinción de la especie, pero por eso ni tú ni yo somos líderes mundiales: porque tendríamos que evitarlo...
...Un abrazo...
Ya estarás informado, pero mira lo rápidas que van las cosas:
ResponderEliminarCharla con Uralde. El director de Greenpeace hablará con los lectores
http://www.elpais.com/edigitales/entrevista.html?encuentro=6130&k=Juan_Lopez_Uralde
Estoy bastante de acuerdo con tu post, aunque a mi los dinosaurios me parecen (también) más simpáticos que los seres humanos precisamente porque soy uno (humano, no dinosaurio) y nada humano me es ajeno, ni los dinosaurios.
ResponderEliminarPero hay una cierta falta de lógica en parte de tu razonamiento: lo que se buscaba precisamente es atención mediática, espacio en los telediarios y la prensa escrita, no, como dices, llamar la de los poderosos, sino la del resto de los pringados que sostenemos esas organizaciones.
Normalmente te leo porque estoy en desacuerdo con muchas de las cosas que escribes. Pero esto vez no tengo nada que decir, has escrito lo que pienso punto por punto, incluidas las ideas sobre la hipotética extinción de la humanidad.
ResponderEliminarPienso que lo que te da asco es esa fama como único camino. Esa fama es el camino de los medios de comunicación y el camino del poder. Así, este tipo de actos y filosofías corporativas (fines aparte desidibujándose tras los valores sentimentales del logotipo y de todos los logotipos) no hacen más que perpetuar ese camino, que es mentira, espectáculo, puto circo.
ResponderEliminarA mí el asquete que me da esta ONG es similar al que me dan los Rolling, con su puto logotipo detrás de un presentador de informativos sonrriente con su puta sonrrisa corporativa y su hija de puta dicción corporativa cada vez que "vuelven a España", como la Navidad.
Sorry por los tacos.
Salud.
D.
...No fiermo con mi nombre porque no quiero hacerme el héroe.
ResponderEliminarD.
El mundo debería reventar ya y ahorrar futuros sufrimientos a futuros hombres.
ResponderEliminar¡Revienta, coño, revienta!
bruno
La fama y el estatus.
ResponderEliminarEl estatus del jefe de esa ONG es más alto ahora. Quiere llegar a la cima de su ONG. Y para eso, ha de mojarse el culo y sacar vísceras.
Como siempre.
Les abres un poco el culo, metes la mano, agarras las vísceras y las sacas. Detestaba esa parte. Asquerosa y repugnante, pero había que hacerlo. Eso es lo que aprendí de mi padre y lo que me gustó aprender de él: que haces lo que tienes que hacer.
(De Philip Roth en Indignación)
En el chat del país (he leído sólo el titular) o del mundo (no sé) dice: "Somos presos políticos".
ResponderEliminarUn preso político es encarcelado "por sus ideas". La idea de este señor es "contra el cambio climático", que ha expresado en un foro mundial "contra el cambio climático".
No sabía yo que te metían en la cárcel por defender las mismas ideas que todo el mundo.
La heroicidad es anonimato.
ResponderEliminarCómo se llamaba el chico de la camiseta del campamento de los Pirineos?
Alberto, eres muy buen escritor y estás muy bueno y entiendo que todo el mundo te quiera hacer la pelota aquí. Pero sonáis a putos locos (no creo que lo seais, sólo -reitero- le hacéis la pelota al tíobueno de Alberto).
ResponderEliminar¿Para alguien resulta un gran descubrimiento saber que una ONG funciona como una empresa? ¿Hay que empezar farfullando sobre la mezquindad humana y seguir por un "así nos muramos todos"? Cómo os gusta el circo.
Vosotros, como sois escritores, igual os pasáis el día en casa con vuestro macbook pero otros necesitan pasear por playas limpias, estudiar especies marinas y luchar contra la tortura a los animales. Siento desilusionaros, pero hay bondad, belleza y (de momento) algo de aire limpio en el mundo.
La publicidad a Greenpeace está siendo tan desmedida como el asunto del encarcelamiento, vale sí.¡Tenéis razón! Vaya mierda de capitalismo. Pero al menos a algunos se nos encendió una sonrisilla al ver a los activistas trajeados romper el momentazo protocolario. Hay mucho por hacer y puede hacerse pero sabemos que los líderes políticos no van a hacerlo. O no 'del todo' (¿otro descubrimiento?) y que, por eso, es normal y necesario que reciban presiones.
Si Greenpeace, aprovechados, se monta un anuncio pues, mira, no es lo peor que nos está pasando.
C-nauta.
Quiero decir que antes de escribir el comentario anterior iba a darte las gracias por darnos una nueva perspectiva -es decir, en principio, como otros, estoy de acuerdo con el núcleo duro de tu texto. Pero al leer los comentarios me ha dado la impresión de que nos descarrilábamos, en serio.
ResponderEliminarAquí estáis todos de acuerdo y 'de vuelta' pero yo prefiero que no se vierta detergente en el río (por ejemplo).
No mezclemos ¡la resaca va a ser brutal!
Te ama,
C
"Alberto, eres muy buen escritor y estás muy bueno."
ResponderEliminarNo soy tan buen escritor.
"Pensé en escribir este texto. Pensé: para qué: insultos, desprecio, decepción, mi libro en la basura (supongo que la de papel y cartón), mi nombre alineado con lo que en estos momentos estará diciendo (ni idea de lo que estará diciendo) la prensa de derechas... ¿Para qué?"
ResponderEliminarYo creo que algo muy parecido debió de pensar el de la ONG, al fin la misma lógica pueril de colmar mi narcisismo, cada uno en la medida de sus posibilidades, claro
"Pensé en escribir este texto. Pensé: para qué: insultos, desprecio, decepción, mi libro en la basura (supongo que la de papel y cartón), mi nombre alineado con lo que en estos momentos estará diciendo (ni idea de lo que estará diciendo) la prensa de derechas... ¿Para qué?"
ResponderEliminarYo creo que algo muy parecido debió de pensar el de la ONG, al fin la misma lógica pueril de colmar mi narcisismo, cada uno en la medida de sus posibilidades, claro
Hombre, no sé, no conviene cogérsela tanto con papel de fumar. No podemos deducir que todo lo que satisface nuestra vanidad deba evitarse, porque no podríamos vivir.
Los dinosaurios me dan asco. Como los perros.
ResponderEliminarCeline estuvo en una carcel danesa.
A
¿Mal menor o incoherencia?
ResponderEliminarSalut!
ya lo dijo Hamlet, "Denmark's a prison," je.
ResponderEliminarSi los de greenpeace no firman la broma el acto se habría ridiculizado en los medios de comunicación, tomado como un hecho aislado. Véase la hostia a Berlusconi o el empujón al Papa.
Cualquier movimiento organizado (y para organizarlo se necesitan contribuyentes) firma sus acciones. Al-Qaeda, la Eta, el FBI, la SGAE, Greenpeace.
besos
Para esa o ese "C" que te ama y para el que eres "tan buen escritor" y "estás tan bueno":
ResponderEliminarLo peor de Kant son los kantianos, como lo peor de Nietzsche son los nietschianos, lo peor de Marx son los marxistas, como lo peor de Darwin son...etc. Lo peor de Hikiko, por tanto, son los hikikomoristas, qué se le va a a hacer.
Y efectivamente, Greenpeace es una multinacional, como Endesa, que vende la defensa del planeta y que, probablemente, en sus inicios tenía ese propósito, como ETA la independencia del País Vasco, pero al poco tiempo el objetivo prioritario de Greenpeace pasó a ser Geenpeace, como para Endesa Endesa y para ETA Eta...
hola Lanksy,
ResponderEliminarcreo que tienes razón.
C.
Estar detenido 20 días debe de ser una putada, pero ser famoso... puf!
ResponderEliminarNo lo envidio.
David
Sí. "Digamos que los guerreros y reyes ahora son distintos", que se aplica a los héroes.
ResponderEliminarQué mal que hace rato que no entraba a tu blog. Qué bien que ahora entré a tu blog. No había visto lo de El Estatus. Ahora voy a la Tienda Lengua de Trapo.
Me sé de una que trabaja en una ONG a la que le va a encantar este post. En serio.
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