sábado, 30 de noviembre de 2013

viernes, 29 de noviembre de 2013

raudo # 66

La hijoputez, nuevamente, justificada, impune, la misma avilantez de siempre (me suena más exacto que maldad, avilantez), ese estilete de la ofensa que parece buscar clavaduras, los puntos ciegos de lo políticamente correcto -los homosexuales, no; los calvos, sí; las mujeres, no; los gordos y las gordas, sí- como sucede, ay, en esa foto que me envían (y por qué me la envían: ¿para compartir bilis, risas infames?), la imagen de un escritor nacido en los 70 y columnista de un periódico de derechas, muy de derechas el periódico y muy de derechas y catolicón el aún joven articulista, tomada subrepticiamente en un transporte público: el damnificado no aparece con su mejor planta, y su obesidad queda de manifiesto en cada rincón del (digamos) fotograma, y el autor de la foto ya lo califica, en su línea descriptiva, como "el gordo ese", dando pie en la sección de comentarios a más "gordo" y más "barriga" y hasta a varios "hijo de puta" (hijo de puta por ser gordo, se entiende), y tanto el fotógrafo subrepticio como sus palmeros no parecen temer por la imagen que ellos mismos (de hecho, más que la propia persona fotografiada) están ofreciendo al mundo (pues si la foto me ha llegado a mí, a cuántos no habrá llegado), sedadas sus conciencias porque, en definitiva, es de un reaccionario de quien nos estamos riendo (no tendrían cojones para hacer esto con una ministra socialista, una lesbiana, un portavoz de algún movimiento social: no); sin embargo, lo que la imagen muestra, lo que la fotografía perfila (cuando tantos opinadores y escritores progresistas ha conocido uno que no han tomado nunca el autobús o el metro, pues hasta para comprar el pan llaman a un taxi ) es a un hombre que lee buenos libros y usa el transporte público.

jueves, 28 de noviembre de 2013

raudo # 65

Según parece, fue Javier Marías, tras leerlo en francés, quien originó las primeras traducciones de Thomas Bernhard al español.

martes, 26 de noviembre de 2013

raudo # 63

Two roads diverged in a yellow wood,
And sorry I could not travel both
And be one traveler, long I stood
And looked down one as far as I could
To where it bent in the undergrowth;

Then took the other, as just as fair,
And having perhaps the better claim,
Because it was grassy and wanted wear;
Though as for that the passing there
Had worn them really about the same,

And both that morning equally lay
In leaves no step had trodden black.
Oh, I kept the first for another day!
Yet knowing how way leads on to way,
I doubted if I should ever come back.

I shall be telling this with a sigh
Somewhere ages and ages hence:
Two roads diverged in a wood, and I—
I took the one less traveled by,
And that has made all the difference.

lunes, 25 de noviembre de 2013

raudo # 62

Considerar, después de leer la Poesía completa de Miguel Hernández, si la expresión "se crece con el castigo", oída durante años en el ámbito taurino, y reutilizada después en tantos otros contextos de actualidad, la acuñó en primera instancia el poeta de Orihuela ("Como el toro me crezco en el castigo"), colaborador además en el tratado Los toros, de Cossío.

domingo, 24 de noviembre de 2013

raudo # 61

No leerlo y hablar mucho de él, dijo un crítico (y escritor), nacido en los años sesenta, hace tiempo, sobre la novela infinita (mil y pico páginas) de otro escritor, americano, nacido en los sesenta y muerto (esto da un poco lo mismo) ahorcado, frase que me ha venido a la cabeza después de sumar los elogios, y restar las páginas, y multiplicar los títulos de varias largas novelas recientemente reeditadas, que hacen las delicias de cuatro modernos a pesar de estar casi todas disponibles en las bibliotecas, y que provocan comentarios, posts, opiniones, entusiasmos, desde el primer instante, pero nunca a partir del último, nunca después de pasar dos o tres semanas -las necesarias- leyendo el libro de mil y pico páginas hasta el final: no creo que nadie que hable bien de El plantador de tabaco haya leído El plantador de tabaco hasta la última página, la verdad, o, dicho menos violentamente: quizá todos hablamos bien antes de tiempo.

jueves, 21 de noviembre de 2013

raudo # 58

Aventurar (como casi siempre: por puro juego), a la vista de tantas biografías fantasmales en las solapas de las novelas -uno es director, el otro subdirector; la otra fundadora; aquel redactor jefe; aquella directora adjunta-, que el origen de este delirio curricular, según el cual todo el mundo puede ser jefe de sí mismo, y proclamarlo, e inventarse alegremente linajes laborales (siempre ejecutivos), por mucho que lo que se dirige o subdirige, o funda, o encabeza, sea una revista desconocida, una web donde nadie cobra (y ser redactor jefe allí, sin sueldo, es poco menos que ejercer de voluntario en unos juegos olímpicos), una cita mensual o semanal de amigos vagamente interesados en las conspiraciones de salón o un nuevo movimiento literario estático, o incluso una orden (sic), pueda estar en aquel reino circular, redondo, en aquella monarquía de la circunferencia, que le cayó o le sobrevino a nuestro más eximio escritor -al tiempo que va rechazando los honores oficiales de su patria- o, si no, en el anuncio publicitario del fabricante de muebles sueco, aquel que decía: Bienvenido a la república independiente de tu casa; en uno o en otro (en el eximio escritor o en el fabricante de muebles sueco) debe de haberse iniciado esta infección jerárquica, aventuro, por puro juego; esta ridícula falsificación de los propios logros, al punto de que ya sólo ser, ser uno mismo, puede proponerse como una forma de imperio, o incluso como toda un Era de la Humanidad; o un Eón; o un Supereón: todo es ponerse.

martes, 19 de noviembre de 2013

raudo # 56

Era una ciudad dada la vuelta, boca abajo, vista desde las raíces; sin raíces, sin eje en que girar, sin barrenderos; el Madrid de la basura, la basura de Madrid, las largas aceras solapadas, las estrictas esquinas ahora romas -de bolsas, por bolsas, con las bolsas-, las áreas de contenedores de reciclaje tomadas por el detritus revolucionario de la indolencia: toda esta intimidad que nos hemos enseñado, madrileños, tus mondas de patata y tus compresas, mis condones, mis bolígrafos agotados, sus compases sin punta, sus galletas caducadas, los tetrabricks del otro, las lentejas de aquella, el hueso sanguinolento y desbarbado de tantos comensales en tantos menús del día; las cajas de cartón y las naranjas; la perfumería tintineando su ausencia en frascos facetados; unas pocas gotas de alcohol dentro de miles de botellas cadenciosas: qué más, nada más, es una ciudad puesta en sitio, boca arriba, vista desde sus pétalos, nada íntima, dócil, oficial, diplomática de cepillos y nóminas; correcta. Es.

lunes, 18 de noviembre de 2013

jueves, 14 de noviembre de 2013

raudo # 51

La última vez que hice público mi interés por un blog de crítica literaria, en un suplemento cultural de tirada considerable, el blogger por mí alabado tardó apenas unas semanas en desempolvar un libro mío de hace años y criticarlo fieramente, en agradecimiento por mi recomendación manifiesta, supongo, para después continuar atento a mi obra y a la calidad de sus cuchillos y probar los filos de unos en las entrañas de la otra, en una ya larga relación de cría cuervos... y de de biennacidos es ser agradecidos y de temerarias puntadas dadas por mí sin hilo alguno; con todo, qué extraordinariamente bien escrito está este nuevo blog con el que me he topado: http://lahoradellobo.wordpress.com/, blog que recomiendo al buen lector desde mi más inocente reincidencia.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

raudo # 50

Así que los doctorandos, o tesinandos (o, de hecho, ya doctores), tienen la tácita obligación, después de la defensa de su tesis, de invitar a comer ese mismo día a los catedráticos y profesores que acaban de valorar (sobresaliente, notable, cum laude) su trabajo de varios años, me dicen; y olé.

martes, 12 de noviembre de 2013

raudo # 49

Incluso recuerdo que aquel 8 de octubre de 1993, al ver una fecha como 24-11-2013 en el documento, sonreí, pues parecía imposible que nunca llegaran a pasar 20 años y que, de verdad, llegara el día en el que habría que renovar el permiso de conducción.

lunes, 11 de noviembre de 2013

raudo # 48

A diferencia del centro de la ciudad, el barrio de Almendrales, después de una semana de huelga de los servicios de limpieza viaria y de jardines de Madrid, está exactamente (o casi exactamente) igual de limpio (o de sucio) que siempre.

domingo, 10 de noviembre de 2013

raudo # 47

En el "ajedrez rápido", cuando uno tiene que atender igualmente al número de piezas perdidas, a la defensa y al ataque, y a no perder por tiempo -el milagro de ganar cuando sólo tienes el rey y un peón frente a caballos, torres y la dama del rival, pero a él le quedan 5 segundos a ti 1 minuto-, hay jugadores que no acaban de asumir que, hasta el último suspiro, se pude ganar o perder, motivo por el cual yo nunca me rindo, lo que, a veces, provoca quejas para mí incomprensibles por parte de algunos de mis rivales, uno de los cuales me envía el siguiente mensaje después de la partida: learn how to resign, Alberto, o lo que es lo mismo: aprende a darte por vencido, Alberto, consejo que me niego a seguir, salvo en su traducción errónea e inmediata, que sin duda prefiero: aprende a resignarte, Alberto.

sábado, 9 de noviembre de 2013

raudo # 46

Fascinado por esa herramienta defensiva que consiste en convertir al acusador en acusado, con la ayuda de su propio discurso de denuncia, de modo que si uno, por ejemplo, no es infiel a su pareja pero nota que todos a su alrededor lo son, y se obsesiona con ese comportamiento y acaba emitiendo la afirmación -que mezcla escepticismo y diagnosis, hartazgo de la hipocresía y un cierto ánimo suicida- de que todos somos infieles, los infieles de hecho lo señalarán a él como el único infiel, pues a fin de cuentas afirma que todos son infieles, a pesar de que su enunciado quería visibilizar una realidad que, de tan aplastante, le resulta insoportable en su secretismo; y así -según las últimas emanaciones de un odio obsesivo e incomprensible datado en el día de ayer- yo, por considerar el entorno literario asfixiantemente corrompido, soy, para el ilustre odiador, el primer "especulador" literario del país, el número uno de entre los "postulantes resentidos", en definitiva, el único corrupto, pues, para esta lógica ponzoñosa, la corrupción no califica al que la comete, sino al que la ve.

viernes, 8 de noviembre de 2013

raudo # 45

A la altura del capítulo 41 de Moby-Dick, y tras detectar en la novela casi la práctica totalidad de los errores del novelista principiante  -desequilibrio entre la extensión de los capítulos, algunos de veinte páginas y otros de una; cambios injustificados del tiempo verbal, que narra en presente cuando la obra se plantea como relato en pretérito; intromisión en la psique del capitán Ajab cuando el narrador es un narrador-testigo; capítulos enteros dedicados a la taxonomía de los cetaceos, al "tope", a las toneladas y millones que mueve la caza de la ballena: todo ello tan literario como una página cualquiera del Finantial Times; demora insoportable del meollo de la historia; diálogos shakespereanamente inverosímiles; descripciones funcionariales de la ropa y el físico y la vida pasada de casi una decena de personajes... etcétera-, pienso en los cincuenta o sesenta años en los que esta obra, tras su fracaso inicial, fue ignorada, en la reivindicación que el Modernismo hizo de ella desde comienzos de los años 20, y en su consideración actual como clásico de la literatura de todos los tiempos, y me pregunto -dado que puede decirse que estoy de acuerdo con aquel lapso condenatorio- por qué hemos de creer que antes estaban equivocados y que ahora tenemos razón; y por qué también creemos que, cuando un libro deja de estar olvidado, no volverá a ser olvidado nunca, como si el olvido no fuera, de hecho, reincidente.

jueves, 7 de noviembre de 2013

raudo # 44

En rigor, Moby-Dick empieza con 79 citas literarias consecutivas ubicadas antes del conocido "Llamadme Ismael".

miércoles, 6 de noviembre de 2013

raudo # 43

A lo largo de los 159 minutos de duración de la película documental The act of killing, que trata de modo muy peculiar el asesinato en Indonesia, hacia el año 1965, de 500.000 ciudadanos adscritos al partido comunista -aunque la cifra pudo ser mucho más alta, en la medida en la que la letal vinculación política se ensanchaba, interpretaba o inventaba-, protagonizada por un alegre anciano que mató él solo, estrangulándolas con un alambre, a unas mil personas, no sale -y ese es su acierto- ni una sola víctima.

martes, 5 de noviembre de 2013

raudo # 42

Ronald Reagan afirmó que sólo había leído ocho libros en toda su vida.

*Fuente. El comunista manifiesto.

lunes, 4 de noviembre de 2013

raudo # 41

El artículo de un novelista argentino sobre insultos entre escritores -lo que dijo Joseph Conrad sobre DH Lawrence, lo que opinó Lev Tolstoi acerca de Anton Chejov; Coleridge sobre Gibbon; Whitman sobre Thoureau-, copiado en su mayor parte de Reader´s block y/o Vanishing point, de David Markson; sin citarle.

domingo, 3 de noviembre de 2013

raudo # 40

Sergei Eisenstein soñaba con llevar a cabo una adaptación cinematográfica de El capital en colaboración con James Joyce.

*Fuente. El comunista manifiesto.

sábado, 2 de noviembre de 2013

raudo # 39

Recordar -minutos más tarde- una frase de Bob Dylan -que no sé dónde leí o a quién debo su conocimiento; ni siquiera si es realmente de Bob Dylan- después del encuentro -tras salir ayer tarde del cine y tomar una copa y estar volviendo a casa- por las calles aledañas a Ópera con cuatro o cinco hombres -menores de 40 años, quizá incluso menores de 30 años- y de que uno de los ellos se separara del grupo y se dirigiera hacia mí decididamente y me tendiera la mano y -ante mi pasmo: se la estreché- me dijera sin más: Alberto, gracias por tu literatura, para luego seguir su camino y dejarme a medias envanecido y a medias alterado, debatiendo con mi acompañante si estas irrupciones en la vida de los demás -por la legitimación que parece otorgar conocer su obra artística- son o no de recibo, las hace o no uno mismo, tienen o no algún sentido y, luego, llegar a la afirmación de Bob Dylan, tan cruel y tan cierta: Que te gusten mis canciones no significa que yo te deba nada.